El bótox es el nombre comercial del producto más conocido y más utilizado en el tratamiento local de las arrugas. Su nombre procede de su principal compuesto que es la toxina botulínica. El bótox se saca de una bacteria encontrada tras el consumo de cajas de conservas mal esterilizadas. En el fondo es un veneno mortal, y de alta toxicidad (cuarenta millones de veces más peligrosa que el cianuro).

Inyectada en dosis homeopáticas, este método utilizado desde hace más de 20 años para el tratamiento de ciertas patologías neurológicas, oftalmológicas, ha visto cómo sus aplicaciones a otros campos como el de combatir los signos visibles del envejecimiento, también podían dar resultado.

Se trata de poner una inyección a nivel de las arrugas de expresión de la cara, paralizando la contracción de los músculos, con una duración media de seis meses.

Los partidarios de la utilización del Bótox recuerdan que en el uso estético, practicado por médicos experimentados, los peligros son casi nulos, puesto que la concentración real del producto es muy baja.

El ácido hialurónico

Se trata de un componente presente en estado natural en la piel. Se utiliza como producto para rellenar, gracias a sus propiedades higroscópicas, es decir que capta el agua de los tejidos y la retiene permanentemente para dar volumen a los huecos ocasionados por las arrugas.

Se puede inyectar para dar volumen a los labios y desde hace poco tiempo también se utiliza como implante mamario. Por el hecho de su origen natural, existen pocos riesgos de rechazo, y su eficacia dura de 6 a 12 meses. Las inyecciones se practican en consulta médica, tras aplicar una ligera anestesia local.