El calor del verano y las vacaciones nos dejan una piel cansada y debilitada. Esta situación se debe a la presencia de células muertas en la superficie de la piel. Estas células muertas requieren ser eliminadas, para permitir que una mejor regeneración cutánea.

La mejor solución para deshacerse de estas células es realizar una exfoliación con productos suaves, tales como un exfoliante a base de huesos de albaricoque. Los tratamientos intensivos y demasiado agresivos no están aconsejados, salvo para casos muy extremos.

Hidratar la piel

El sol seca la piel. El baño en la piscina o en el mar también tienen un efecto deshidratante sobre el rostro. Después de las vacaciones, la piel de la cara se reseca, y acentúa las arrugas y patas de gallo del rostro.

Mujer aplicándose crema delante del espejoTras la eliminación de las pieles muertas, se debe proceder a reequilibrar la hidratación natural de la piel, y nutrirla para que pueda afrontar el rigor de los fríos del invierno. Es preferible utilizar una crema hidratante antes que un gel, siempre eligiéndolo en función del tipo de piel que tengamos.

Tonificar la piel

Una piel cansada necesita ser tonificada para evitar la aparición precoz de las arrugas y las patas de gallo, pero también para evitar la aparición de granos y manchas. Tonificar la piel viene a ser lo mismo que revitalizarla, desprendiéndola de los excesos de sebo, concretamente si tenemos una piel grasa, y por supuesto de los efectos de la transpiración. Se debe optar por una loción tónicos sin alcohol, después de realizar una exfoliación o peeling sobre la piel del rostro.

Incluso en otoño, se debe utilizar una crema solar cuando se sale a la calle. Conviene saber que la piel del cuerpo requiere de ciertos apoyos para recuperarse del período estival, también las piernas, y las manos. Estas partes del cuerpo se deben cuidar tanto o más como lo hacemos con la piel de la cara.