Los aceites no llevan conservantes, son totalmente naturales y prensados en frío. Por estas razones, todos los tipos de epidermis los toleran perfectamente, incluso las que son más sensibles. Asociados a las virtudes de los aceites esenciales, tienen muchos beneficios cuando se aplican sobre la piel: revitalizantes, antiarrugas, antiacné…

Incluso las pieles grasas más problemáticas pueden ser tratadas con estos aceites. Desde el momento de su aplicación, la piel se satina y se nutre en profundidad, y las arrugas se difuminan.

Para hidratar la epidermis, está el aceite hidratante Bio Beauté By Nuxe. En pequeña cantidad consigue que la piel recupere su elasticidad y suavidad. La piel así tratada recupera su tersura, y no se queda pegajosa.

AceiteEl aceite Bio Beauté By Nuxe es una sutil mezcla de aceite de argán, de baobab, de cártamo, de melón, de oliva y de avellana. Después de verter algunas gotas en el hueco de la palma de la mano, basta con calentarla y aplicarla a través de ligeros masajes.

Económico y ecológico

Los pequeños formatos en los que se venden estos aceites pueden hacernos creer que con más caros que las cremas. Pero el caso es el contrario. Un aceite está compuesto exclusivamente de materias primas naturales, y basta con utilizar unas cuantas gotas al día.

Los aceites son un concentrado de principios activos, y por eso no conviene usarlos por litros. Un frasco puede durar mucho tiempo. Si teméis el efecto pegajoso después de la aplicación, podéis mezclar el aceite con algún tipo de tónico.

En general, los productos que sirven para la elaboración de un aceite son extraídos de la agricultura biológica. Estar bella, sabiendo que al mismo tiempo se colabora con el medioambiente, es bueno para todos. El aceite Hevea para pieles maduras es un perfecto ejemplo de aceite bio.

Compuesto de aceite de mirra, de avellana, de rosa y de vetiver, permite contrarrestar los efectos del paso del tiempo, y luchar contra el relajamiento cutáneo. La piel recupera su equilibrio, y se regenera en profundidad.