Nuestra piel reacciona a las condiciones climáticas, y nuestro rostro es el primero que se expone a los cambios del tiempo, al igual que las manos. Cuidado con la deshidratación: el frío contrae las venas y perturba la circulación sanguínea. Resultado: la producción de sebo disminuye y la piel se deshidrata con mayor rapidez.

Luchar contra la deshidratación

El viento, el frío, la lluvia, la nieve contribuyen a la deshidratación de la piel, que refuerza el aire seco provocado por el calentamiento de los pisos, las oficinas, los coches, los transportes públicos, o las tiendas. Es necesario hidratar la cara, tanto por la mañana como por la noche (por la noche es bueno doblar la dosis de cosméticos). No dudéis en utilizar una crema más rica e hidratante que la que usáis habitualmente.

Leche hidratante corporal

El roce con los vestidos contribuye a secar la piel del cuerpo. Tomaos el tiempo suficiente para aplicar una crema o una leche hidratante corporal al salir de la ducha. Un Mujer aplicándose cremabaño con aceites esenciales está recomendado para nutrir y suavizar la piel.

El masaje

Las zonas fragilizadas, rugosas o secas merecen que se les aplique la crema a base de masajes suaves, o que se use un poco de aceite vegetal, como el aceite de almendras dulces. De esta forma, con una piel nutrida, la suavidad se nota enseguida. También es bueno aplicar este mismo producto sobre el contorno de ojos y sobre los labios.

Una crema para las manos

Las manos son particularmente sensibles a las grietas, y que nos las lavemos con frecuencia no arregla nada. Primera consigna, cambiad de jabón: en vez de un jabón antibacteriano, utilizad un jabón hidratante (con glicerina, o manteca de karité). Después, aplicad regularmente y generosamente una crema para manos secas. Finalmente, utilizad guantes de cuero, porque retienen mejor la humedad que los guantes de lana.