Para empezar, debemos tener una piel bien limpia y utilizar la crema de día para hidratar, nutrir y proteger la piel. Si la piel presenta muchas irregularidades, se puede utilizar además una base de maquillaje para alisar y que el maquillaje se mantenga durante más tiempo. Después, el maquillaje de la tez de la piel se organiza en torno a tres grandes etapas: neutralizar las imperfecciones, unificar la tez, y garantizar su durabilidad.

Primera etapa, neutralizar las imperfecciones

Para una tez perfecta es importante que la base esté limpia y depurada. Esto permite trabajar más el lado de la fantasía del maquillaje, especialmente a nivel de los ojos y de los labios.

Conviene por tanto identificar las zonas de la cara que se deben neutralizar: Normalmente son las ojeras, o las pequeñas imperfecciones como los granos. Para neutralizar esta zona, se utiliza un antiojeras de uno a dos tonos más claro que el color de la crema base. Si las imperfecciones son más ligeras, un antiojeras de un tono más claro será suficiente. Por el contrario, si las imperfecciones están marcadas, un antiojeras de dos tonos más claro será el ideal. Una vez localizadas las zonas que se deben neutralizar, llega la etapa crucial que es la aplicación del producto.

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El secreto está en poner un poco de producto para camuflar las zonas afectadas, aplicando el antiojeras a base de golpecitos para disimular correctamente lo que está por debajo. Lo mejor es insistir un poco más en la zona de las ojeras, y no extender nunca el producto. Con esto evitamos desplazar de un lado a otro el maquillaje, puesto que en caso contrario, el efecto camuflaje será un fracaso.

Segunda etapa, unificar la tez

Una vez que se han escondido todas las imperfecciones, podemos pasar a la etapa del maquillaje de la tez propiamente dicha.

Se debe utilizar una crema base que se adapte bien al color personal de cada piel. Debemos escoger la crema base de un color lo más parecido posible al color de la piel natural. Si la piel tiene naturalmente un bonito aspecto, tenemos suerte, y podemos saltarnos esta etapa. Basta entonces con utilizar un polvo matificante. Pero cuidado, si se utiliza un antiojeras muy claro para camuflar las imperfecciones, entonces la crema base se vuelve indispensable.

El secreto de un buen fondo de crema base está en su aplicación. Lo ideal es disponer previamente de una crema base aplicada en pequeñas cantidades en las siguientes zonas: la frente, la nariz, las mejillas, y el mentón.

Después conviene extender bien el producto para que se funda perfectamente con la piel, partiendo desde el centro del rostro hacia el exterior de la cara. Siempre hay que estirar al máximo hacia el exterior, sin volver a aplicar producto para evitar marcas indeseables. El cuello también se tiene que maquillar, y aquí es importante difuminar bien el producto para no dar el aspecto de poca naturalidad.

Con relación al instrumental, se puede utilizar un pincel o una esponja, siempre en función del mejor resultado que podamos obtener. Conviene saber que el pincel al igual que la esponja ofrecen un resultado muy profesional. La brocha para maquillar la tez de la piel requiere un poco más de tiempo y técnica hasta su perfecto dominio.

La esponja es fácil de utilizar incluso para principiantes, pero requiere mayor cantidad de producto y mantenerlo con frecuencia a lo largo del día. No se recomienda aplicar el producto con los dedos, puesto que se corre el riesgo de poner demasiada cantidad de crema base y, de ahí, la dificultad al difuminarlo correctamente. El resultado es que se pierde parte del aspecto natural del maquillaje.

Tercera etapa, la durabilidad del maquillaje

Una vez que se han cubierto las imperfecciones de la piel y que se ha aplicado la crema base sobre la tez, sería una pena que al cabo del día el makeup terminara por desaparecer.

Para que un maquillaje aguante durante todo el día, se debe terminar el proceso aplicando polvo matificante o bronceador. El polvo matificante, compacto o libre, permite un acabado aterciopelado, mientras que el polvo bronceador aporta un efecto saludable al rostro. Para esta etapa conviene utilizar una brocha gruesa, para un resultado ligero y aéreo. Lo ideal es sacudir el pincel una vez que se ha cogido el polvo de su recipiente, y retirar el exceso de producto.

Siempre conviene evitar la sobredosis de producto. Cuando se pone demasiado polvo matificador, el riesgo está en no obtener al final un efecto natural.

Como podemos ver, el maquillaje de la tez de la piel nunca es fruto del azar. Una bonita tez requiere trabajo y precisión. El mejor consejo que podemos dar para conseguir un makeup profesional es la práctica y la repetición de estos gestos a diario.