Las manos son junto con el rostro, una de las partes del cuerpo más expuestas a las agresiones externas. Ciertamente se ven solicitadas a lo largo de todo el año, y sufren particularmente en invierno, por eso requieren ciertos cuidados adaptados.

La piel de las manos es sensible

La piel de las manos es particularmente sensible, porque se ve muy expuesta a todo tipo de agresión externa. Con las manos se hacen muchas cosas. A la hora de realizar trabajos en el hogar, entran en contacto constante con agua caliza, con productos detergentes, etcétera. Todo esto sin contar con las veces que nos lavamos las manos a lo largo del día, y que terminan por secar la piel, irritarla, envejecerla, e incluso provocar picor.

Pero no son tantas sus características lo que hacen que la piel de las manos sea tan sensible, sino el uso que se hace de ella. Las manos son además objeto de pocos cuidados, contrariamente a lo que ocurre con el rostro o con la piel del cuerpo, que solemos hidratar con mayor frecuencia.

Manos mujer

Sequedad y envejecimiento de las manos

El agua, los productos de limpieza, el frío, el viento y el sol. Las manos forman parte junto con la piel del rostro de las zonas expuestas permanentemente a las agresiones externas. El film hidrolipídico se ve agredido, modificado, y deja de desempeñar su papel de protección.

Después de los 40, se opera un envejecimiento natural. La piel se seca, y mucho más a nivel de las manos. La renovación de las células cutáneas se hace más lentamente, la piel se arruga, se colorea, pierde su sustancia, concretamente entre las falanges.

Los cuidados que se pueden aportar

Las manos hay que protegerlas. Cuando se lava la vajilla o se hace la limpieza de la casa, se recomienda utilizar guantes de goma. Cuando se sale fuera en invierno, lo ideal es llevar guantes de lana. Al sol, es importante aplicar una crema protectora. En invierno también conviene pensar en hidratar correctamente la piel, aplicando productos una o dos veces al día.

La crema que se debe aplicar tiene que ser agradable. Si es demasiado grasa, corremos el riesgo de no volver a usarla. No obstante, es la frecuencia de la aplicación del producto cosmético lo que hace que sea eficaz. En las personas cuyo trabajo requiere un contacto frecuente con detergentes, existen cremas protectoras que reparan y aíslan las manos del exterior, formando un film de protección.

El aceite de argán para el cuidado de las manos

Conocido por sus propiedades hidratantes, el aceite de argán es muy apreciado por su olor. Originario de Marruecos, se utiliza en muchos productos de belleza y a veces es difícil saber qué tipo de variedad conviene para cada caso.

Hablamos por tanto del oro líquido, del tesoro bereber. El aceite de argán posee un título aparte y un rango que conserva por encima del resto de productos cosméticos. Utilizado en Marruecos por sus muchas propiedades nutrientes, hidratantes y calmantes, el aceite de argán se utiliza sobre el rostro, sobre el cuerpo, y el cuero cabelludo.

Existen ciertos parámetros que permiten reconocer la garantía en cuanto a la fabricación del producto. Uno de los primeros criterios es el porcentaje de argán en el aceite. Un aceite de argán cuya cantidad de argán es pobre en porcentaje, es posible que no sea un producto de calidad. Por otro lado se recomienda priorizar un aceite compuesto de argán puro, es decir sin aditivos, sin perfume, sin colorantes, ni conservantes.

La extracción en frío es la garantía de un aceite de argán rico en vitamina E y ácidos grasos insaturados. El aceite de argán penetra rápidamente en la piel sin dejar ningún tipo de película grasienta.