El rostro es algo frágil y delicado. Para poder evitar tener imperfecciones, manchas y arrugas que aparecen demasiado rápido, más vale ponerse manos a la obra. No obstante existen ciertos hábitos que terminan por dañar la piel, sin saberlo. Hoy ofrecemos 5 errores de belleza que conviene desterrar de nuestra rutina diaria.

No desmaquillarse antes de dormir

Tras un duro día de trabajo, o una velada en la que se ha bebido demasiado alcohol, todos pensamos en una sola cosa, meterse lo antes posible la cama. Así que nos saltamos la etapa del desmaquillaje. No obstante, es muy importante tomarse el tiempo suficiente para hacerlo. En caso contrario, los poros de la epidermis quedan obstruidos, lo que acelera el envejecimiento cutáneo.

Por tanto es primordial utilizar una leche, un agua micelar, o un gel para eliminar los restos de maquillaje, residuos de contaminación, y exceso de sebo. Si no disponemos de tanto tiempo, se puede utilizar un algodón o una toallita desmaquilladora. En pocos segundos, el trabajo está hecho.

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No aplicar crema hidratante

Con el tiempo, el uso de una crema hidratante se vuelve cada vez más indispensable. Esta permite limitar la sequedad de la epidermis, hacer que desaparezcan las imperfecciones cutáneas, y flexibilizar la piel. Independientemente del tipo de piel que tengamos, grasa, seca o mixta, conviene aplicar una capa de crema hidratante para proteger la epidermis de las agresiones externas.

Si además nos gusta aplicar un fondo de maquillaje, la etapa de la hidratación permite su aplicación con mayor facilidad.

No aplicar crema solar cuando hay sol

No es necesario ir a la playa para aplicar la crema solar sobre el rostro. Si este tipo de crema es indispensable cuando tomamos el sol, no conviene olvidar que el astro rey tiene un impacto directo sobre la piel, también en la ciudad. Los urbanitas suelen olvidarse de esta etapa en su ritual de belleza. Sin embargo, los dermatólogos no dejan de repetirlo, hay que aplicar una protección solar a lo largo de todo el año. Por supuesto, durante el invierno, no es necesario aplicar una protección 50. Un índice menor es suficiente para evitar la aparición de manchas de pigmentación y combatir el envejecimiento cutáneo prematuro.

Enjuagarse la cara con agua calcárea

En algunas zonas, el agua del grifo es particularmente calcárea. Cuando se limpia la piel, normalmente se utiliza agua fresca para enjuagar el rostro. Pues bien, conviene saber que este hábito tiene tendencia a favorecer la sequedad cutánea. Las pieles sensibles pueden ver cómo aparecen placas rojas puesto que la cal agrieta y agrede la epidermis. Para aquellos que utilizan aceite vegetal como desmaquillador, se puede optar por un agua floral para retirar este tipo de producto. Y para las que utilizan una loción micelar, conviene escoger un cuidado que no requiera agua para enjuagar.

Tocarse con frecuencia la cara

Nuestros hábitos no siempre son los mejores adaptados para el cuidado de la piel. Sin darnos cuenta, nos tocamos la cara varias veces al día. Por desgracia, este hábito conviene desterrarlo para mantener un rostro sin imperfecciones. Cuanto más nos toquemos la cara, más riesgos existen de que aparezcan granos. Por tanto, hay que evitar tocarse continuamente el rostro o rascarse. Y si se tiene dificultad para refrenar este tipo de reflejo, se puede utilizar un objeto desestresante como por ejemplo apretar una pelota cuando se siente que la mano se dirige irremediablemente hacia el rostro.

Algo en positivo

Conviene tomar vitamina C. Se trata de un ingrediente anticansancio por excelencia, puesto que da un auténtico empujón de energía. La vitamina C proporcionada por la alimentación no siempre consigue llegar hasta la piel, que suele ser la última en beneficiarse de esta sustancia, por eso más vale optar por cuidados ricos en vitamina C. Estas fórmulas tienen virtudes antioxidantes, ayudan a regular la melanina y estimulan la síntesis de colágeno. Utilizadas a diario, mejoran la luminosidad de la piel, la vuelven más pulposa, y unifican la tez.