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Una formula infalible para adelgazar de manera saludable y que es ampliamente conocida por todos es ingerir menos calorías y aumentar progresivamente la actividad física.

La actividad física hecha de forma regular ayuda a quemar calorías y con ello se evita que éstas se acumulen traducidas en depósitos de grasa sobre todo localizados en el abdomen y glúteos.

Comenzar realizando caminatas diarias al aire libre ayuda a ponerse en marcha a aquellas personas que han llevado una vida sedentaria durante mucho tiempo.

La consulta al especialista para comenzar una dieta adecuada es fundamental, ya que ésta deberá cubrir las necesidades básicas del organismo y ayudar a cambiar algunos hábitos nocivos para la salud y la figura.

Lo más complicado para adelgazar de manera saludable es poder modificar los malos hábitos que durante años se han adquirido y se encuentran instalados en nuestra mente.

Cambiar las conductas que nos han llevado a ganar kilos de más debe ser una prioridad inclusive más que la dieta en sí misma, ya que si se logra esta meta los kilos que se pierden no volverán a recuperarse.

Además, no es necesario realizar dietas rígidas y estrictas que argumentan que comer menos de 1200 calorías al día nos harán bajar de peso sanamente, ya que esto no es así. Es importante brindarle a nuestro organismo los requerimientos básicos para que pueda funcionar de forma adecuada.

Diariamente debemos integrar nuestra dieta con proteínas (carnes rojas, pescados y pollo) productos lácteos, frutas, verduras, granos y grasas.

Debemos pesarnos una vez por semana o cada quince días como máximo, la obsesión y la ansiedad sólo nos llevará a la frustración, además diariamente se producen pequeñas variaciones en el peso ya sea para menos o para más, por lo cual si nos pesamos a diario veremos que un día no hemos bajado nada de peso y al otro puede que algunos gramos de aumento se muestren en la balanza.

Lo recomendable es perder entre medio a un kilo por semana, inclusive algunas semanas puede que no se pierda peso y esto es totalmente normal, por lo cual debemos seguir con la dieta y el ejercicio sin desanimarnos.

Ingerir alimentos ricos en fibra, evitando aquellos que tengan almidón como patatas, pan y pastas.

Realizar la cocción de  los alimentos de manera saludable ya sea hervidos, asados o al vapor y comer entre tres y cuatro frutas a diario bebiendo unos ocho vasos de agua al día.

Evitar las bebidas cola azucaradas y las que contienen alcohol ya que ambas nos aportan gran cantidad de calorías.

Por último, a la hora de comer debemos hacerlo en un lugar tranquilo, ingiriendo los alimentos despacio y no saltearnos ninguna comida prestando especial atención al desayuno que es la primera ingesta que se realiza luego de varias horas de sueño y nos dará la energía suficiente para afrontar la jornada.