Cuando se pretende perder peso, se piensa especialmente en comer mejor y hacer deporte. Pero también hay otros elementos que pueden ayudar a adelgazar.

Para adelgazar conviene dormir. Normalmente el sueño es el factor olvidado de los programas de adelgazamiento. Muchos estudios han puesto en evidencia un riesgo de sobrepeso y obesidad aumentado en las personas que dormían poco. Bajo el efecto de la falta de sueño, las personas se mueven menos, picotean más, particularmente alimentos dulces y ricos en grasas. Veamos pues algunos consejos para optimizar las posibilidades de perder peso.

Dormir al menos 7 horas

Un estudio americano recientemente publicado muestra que las noches cortas, menos de 7 horas, aumentan el consumo de bebidas y de alimentos dulces e inducen a un riesgo creciente de obesidad. La gente debe conocerse e irse a la cama ante el primer signo de sueño, no es ninguna vergüenza acostarse a las 22, puesto que se corre el riesgo de perder hora y media de sueño esperando el próximo ciclo.

Este criterio de orden genético es necesario tomarlo en consideración. Nos referimos al hecho de ser un gran o pequeño durmiente. Si la persona se despierta en forma tras 5 horas de descanso, es que no necesita más horas de sueño.

Mujer tomando el sol

Exponerse a la luz natural durante el día

Las jornadas pasadas en habitaciones poco iluminadas y actividades practicadas con luz artificial ponen en riesgo el capital de la melatonina, la hormona que permite provocar el sueño. Si se inhibe este procedimiento por el día, se secretan dosis más fuertes de melatonina por la noche, propicias para una buena recuperación.

Intercambiar el despertarse tarde por la siesta

Levantarse a mediodía el sábado y el domingo, es poner en riesgo el desequilibrio de la relación con la comida. Más vale priorizar una siesta de 20 minutos durante el día para evitar romper el ritmo de la semana. De esta forma se evita la catástrofe de despertarse el lunes por la mañana.

Evitar la cafeína 6 horas antes de acostarse

Todo lo que contiene cafeína, como el café, el té, la yerba mate, las bebidas energizantes, el chocolate, etcétera, debería ser evitado por la noche. La cafeína estimula el sistema nervioso y altera la actividad de dos neurotransmisores indispensables para la inducción del sueño, la melatonina y la adenosina.

Hacer deporte favorece el sueño y quema calorías. Cada cual debe encontrar su mejor momento del día para una actividad física. Para algunos, el deporte les conduce directamente a la cama, para otros, con el efecto de la dopamina, les da más energía.

Evitar una cena que mezcle grasas y azúcar

En gran cantidad, los lípidos, al igual que el azúcar, ralentizan la digestión y aumentan la temperatura corporal. El sueño profundo se ve favorecido por la bajada de la temperatura del cuerpo. Azúcar y grasas, pueden poner en juego este procedimiento. Es difícil dormir con una ingesta de azúcar y de grasas, aparte de almacenar las calorías durante la noche. Otro efecto rebote es que por la mañana no se tiene hambre en el desayuno, y luego se sienten ganas de comer dulce y grasas a partir de las 11 horas.

Evitar el alcohol

El alcohol no ayuda a adelgazar ni a dormir. Ayudaría a inducir el sueño, sin embargo, el paso a fase de sueño profundo quedaría alterado. En efecto, el alcohol impide la secreción de adrenalina, la hormona del estrés, y perturba la actividad del triptófano y de la serotonina, dos neurotransmisores reguladores del sueño.