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Decir adiós al efecto rebote tras adelgazar y mantenerse en forma es posible ya que solo es necesario cambiar ciertos hábitos de vida, algo que no es tan complicado.

El efecto rebote o también popularmente conocida como “yo-yo” que hace recuperar el peso perdido tras unos días de haber terminado la dieta para adelgazar. Una recuperación que generalmente sucede rápidamente y en la mayor parte de los casos se suman algunos kilos más de los que se habían perdido.

Decir adiós al efecto rebote tras adelgazarEso sucede porque se ha sometido al organismo a una privación calórica muy fuerte y ante esto el cuerpo tiende a ahorrar y aprovisionarse tanto como pueda ante las posibles épocas de privación en el futuro.

La mayor parte de las personas después de una dieta restrictiva sienten más apetito que antes de comenzarla y el cuerpo se encarga de convertirlas en grasa y posteriormente las almacena para una eventual nueva restricción de alimentos.

Asimismo, mientras se está realizando una dieta para adelgazar el cuerpo elimina una gran cantidad de líquidos y también masa muscular y cuando recupera esos kilos los convierte rápidamente en grasa, de allí que al perder masa muscular el metabolismo baja y por lo tanto se gastan menos calorías diarias, agravando aún más el problema.

Las sucesivas repeticiones de épocas de restricción alimentaria y de ganar peso nuevamente altera el metabolismo y el cuerpo literalmente “enoloquece” dejando de regular de una manera eficiente el natural mecanismo de apetito y saciedad.

Quienes sufren constantemente este proceso van perdiendo motivación para seguir haciendo una dieta sobre todo porque siente que ya no merece la pena seguir y aparece allí la frustración, inseguridad, falta de control y de voluntad para mantenerse en forma.

Evitar el efecto rebote o yo-yo es realizar una dieta no solo para bajar los kilos de más sino para no recuperarlos nuevamente una vez que se abandona la dita baja en calorías.

No se trata de seguir una dieta estricta durante varios meses y tras ella volver a los hábitos alimenticios anteriores sino buscar las alternativas que permitan mantener el peso que se traduce en que existirán alimentos que deberán ser eliminados de la dieta además de ser cuidadoso en las cantidades que se consumen.

Una dieta sana y equilibrada pero que a su vez sea nutritiva, no aburrida y con alimentos que tanto en su forma de cocción, como sabor y decoración sean tentadores, sumándole a esto la práctica de ejercicio físico de forma habitual.

Cuidar los hábitos alimenticios, dejar atrás la vida sedentaria es el comienzo del cambio y sobre todo tomar conciencia que no es posible seguir pensando que algo va a cambiar tras un dieta para perder peso si después se vuelve a los viejos hábitos

Un control adecuado del peso no solo hará que se logre una figura más estilizada sino que también brindará más salud, autoestima, seguridad y esperanza de vida.

Dejar de lado la perfección, algo que no existe, y aceptarse tal cual se es dependiendo del tipo de cuerpo y edad ya es un principio, al que seguirá una dieta variada y equilibrada con actividad física frecuente. De nada sirve crearse mentalmente un cuerpo perfecto que en la realidad por una cuestión natural no podrá tenerse nunca.

Por el contrario, aceptar que existen variables como peso, edad, altura y contextura ósea que influyen en el tipo de cuerpo es sumamente beneficioso para comenzar a aceptarse ya que el afán por la perfección termina por destruir la autoestima.