Normalmente, cuando llegamos de la playa, sólo tenemos ganas de algo: darnos una ducha para enjuagarnos el pelo. Se trata ciertamente de un buen hábito que sirve para eliminar los residuos de cloro, sal o arena, pero es necesario adaptarse al contexto.

En este caso, lo ideal es no usar ningún tipo de champú, sino enjuagar bien el pelo. ¿Por qué no se puede usar el champú? Porque no venís de recorrer media hora en metro, sino que llegáis de la playa, y por lo tanto el pelo no está sucio, basta con enjuagarlos, y en todo caso, aplicarles un acondicionador.

Lo ideal es mojar el pelo para facilitar el reparto del producto por todo el cabello, y también para que penetre hasta el cuero cabelludo. Luego se añade agua y se emulsiona hasta que el conjunto esté bien cremoso. Basta sólo con enjuagarlo. Sin escurrirlo, volver a repartir un poco más de de crema, pero esta vez sólo en las puntas, y volver a emulsionar durante algunos instantes.

Con los dedos, se va desenredando, al tiempo que se enjuaga suavemente. Basta con una pasada con el teléfono de la ducha para que el producto cree un envoltorio protector e hidratante.

Proteger el cabello

Para el pelo, el verano suele ser sinónimo de cabellos secos, sin vida, con puntas abiertas. Por lo tanto, requieren una serie de cuidados cotidianos. Lo que más los agrede es sobretodo la alternancia sol/agua, y mojados/secos.

Lo más eficaz para mimarlos bien es el aceite con nutrientes. Se trata de enjugar el pelo antes de ir a la playa, para mantener el cabello húmedo durante el tiempo que estemos junto al mar. Tras bañarnos unas cuantas veces en el mar, conviene volver a aplicar el aceite protector.