Los cuidados reafirmantes y rejuvenecedores están en alza, con la intención de preservar la juventud de la piel de la mujer. No sólo hablamos de los cuidados para el rostro: el cuerpo también reivindica este tipo de tratamientos.

Una firmeza que no dura siempre

Envejecimiento cutáneo, maternidad, regímenes y cambios hormonales: las razones de la pérdida de firmeza de la piel son numerosas. Ciertamente, la piel del cuerpo es más gruesa y más resistente que la de la cara (salvo a nivel del busto), pero también está sometida a numerosos inconvenientes.

Entre los inconvenientes, los más corrientes son estos: la frotación y la compresión de los vestidos, la exposición solar y las variaciones de peso. Todos estos factores pueden acelerar el relajamiento fisiológico natural relacionado con la edad.

Los cuidados de la piel

Sobretodo, los cambios tienen lugar a nivel de la dermis. Efectivamente, la síntesis de las fibras de colágeno y de elastina, que garantizan la flexibilidad y firmeza de la piel, disminuye con el tiempo, y los tejidos tienen tendencia a relajarse y plegarse.

Estas modificaciones, que se producen también a nivel del rostro, son más difíciles de reparar a nivel del resto del cuerpo. Efectivamente, son pocas las zonas del cuerpo susceptibles de poder acoger un lifting eficaz, sin dejar al aire las marcas provocadas por las cicatriz.

Prevención para preservar la firmeza cutánea

Para impedir que la piel del cuerpo sufra las consecuencias del peso de la gravedad, el mejor método es la prevención, y el primer gesto es la hidratación de la piel. Aplicar una crema o una leche corporal debe convertirse en un hábito cotidiano, y además a partir de una edad joven.

A lo largo del tiempo, este gesto va evolucionando y la tradicional fórmula hidratante se verá reemplazada por un tratamiento más preciso para tratar el rejuvenecimiento y la firmeza de la piel.