La depilación no es algo a lo que se acuda placenteramente. Pero todavía lo es menos si unas piernas depiladas empiezan a picar o a cubrirse de granos. Para evitar estos daños posteriores a la depilación, conviene tener un cuidado exquisito de la piel, antes y después de tratamiento.

La exfoliación

Una exfoliación la víspera de la depilación facilita la extracción del vello con el bulbo. La exfoliación desprende la epidermis de las impurezas y de las células muertas, y evita que los vellos crezcan por debajo de la piel, los famosos pelos enconados. Resultado, los vellos se desprenden con más facilidad. El resto del tiempo conviene realizar una exfoliación dos veces por semana, incluso cuando no hayamos previsto una depilación.

En todo caso conviene tener en cuenta que no se utilizan los mismos cuidados exfoliantes para todas las zonas del cuerpo. Para los brazos, las piernas, el vientre, se realiza una exfoliación de grano grueso. Pero para las zonas como las axilas y la parte del bikini, se utiliza un exfoliante de grano fino. Igualmente se debe utilizar un producto en tubo, y no en tarro, puesto que puede ser un auténtico nido de bacterias.

Piernas depiladas

La exfoliación antes de la depilación aporta muchos beneficios. Elimina las células muertas de la piel, y evita la aparición de vellos enconados. Esto permite también tener una piel más suave y más lisa para una depilación mucho más eficaz.

Se debe escoger un exfoliante y un guante para realizar la expoliación. Las pieles normales pueden utilizar un exfoliante ligero cada día. Las pieles sensibles deben limitar la exfoliación a una o dos veces por semana para no dañar la piel. La exfoliación se realiza a base de masajes ligeros circulares en la dirección del corazón. Esto ayuda además a mejorar la circulación sanguínea, reafirma la piel, y reduce la celulitis.

Una ducha caliente

La depilación debe realizarse después de haber tomado un baño o una ducha caliente. Los poros están más dilatados, lo que facilita el desprendimiento del vello desde la raíz. Además, después de la ducha caliente, la depilación resulta menos dolorosa.

Una buena hidratación

Entre cada depilación, la piel debe quedar bien nutrida con una leche corporal. Este gesto de hidratación permite un crecimiento correcto del vello, evitando los pelos enconados.

Cuidados específicos para zonas sensibles

Antes de ocuparse de la zona del bikini y de las axilas, se deben limpiar correctamente. Tampoco se debe evitar el uso de talco antes de la depilación a la cera. Con esto evitamos especialmente un daño innecesario.

No utilizar alcohol

Después de la depilación hay que evitar la aplicación de cuidados a base de perfumes y de alcohol que podrían irritar la piel. Las pieles más sensibles pueden calmar la irritación con ayuda de un algodón impregnado en una solución desinfectante sin alcohol, puesto que se previene así que aparezcan granos y otro tipo de irritaciones.

El agua termal

El agua termal es muy interesante para el tratamiento de las pieles sensibles. La aplicación de este cuidado hidrata pero también evita las posibles sensaciones de irritación y de picor que se sufren después de la depilación. Si no disponemos de agua termal, se puede aplicar talco en las zonas depiladas para calmar y prevenir la aparición de granos.

Una crema hidratante

Y por supuesto, se deben hidratar bien las zonas depiladas, que quedan secas después de la depilación. Las células de la dermis se regeneran naturalmente, y pueden crear inflamación.

Evitar el sol

De todas es conocido que después de una sesión de depilación se debe evitar el bronceado. Exponer las piernas directamente al sol las hace mucho más vulnerables a los enrojecimientos, las alergias, y a las manchas pigmentarias.