Las orejas dan un perfil particular a la cara. Esto implica que cuando nos molestan las orejas, es toda la cara la que se ve cuestionada. La cirugía plástica de las orejas engloba pues varias técnicas operatorias destinadas a corregir lo que se siente como una anomalía.

Unas orejas demasiado altas, o con los pabellones muy inclinados o demasiado abiertos, pueden suscitar cierta frustración. Pero al lado de estas «imperfecciones», también hay malformaciones congénitas, es decir que el pabellón de una oreja es completamente inexistente.

Las heridas por accidente en el que se ha perdido una oreja, o parte de ella, pueden encontrar remedio gracias a la intervención de un cirujano estético o plástico. Es posible implantar un pabellón de silicona o de látex, para reemplazar una oreja inexistente.

CirugíaLa cirugía plástica de las orejas está lejos de ser anodina y requiere ser realizada por un profesional. Realizada con anestesia general, requiere unos diez días para que cicatrice.

No tiene efectos indeseables en cuanto a la audición, ni a corto ni a largo plazo. De hecho, el cirujano estético o plástico os prepara facilitando todas las informaciones necesarias antes y después de la operación.

Orejas demasiado pequeñas

Una orejas demasiado pequeñas pueden ser agrandadas. Suelen ser el resultado de una predisposición hereditaria o de una anomalía hereditaria. Suele ocurrir que una oreja sea más grande que la otra. El cirujano plástico intenta reequilibrar las dos orejas en el plano de la forma y del tamaño.

Orejas muy grandes

El crecimiento de las orejas es continuo. Envejeciendo, las orejas o su lóbulos pueden hacerse muy grandes. Una corrección de la oreja tiene por objetivo reequilibrar vuestras orejas con el resto de la cara. A este tratamiento también se le llama rejuvenecimiento de la oreja.

No cabe duda que para cada problema hay una solución, por esta razón conviene elegir siempre a los mejores profesionales.