Entre los trayectos en transporte público masificados, el calor de la oficina, y las noches de marcha, podemos decir que nuestras glándulas sudoríparas se enfrentan a un duro reto.

Problema: cuando el sudor traspasa la camisa, y que tenemos la impresión de molestar a los que están a nuestro alrededor, la incomodidad parece apoderarse de nosotros. ¿Solución? Los antitranspirantes.

Los antitranspirantes son muy eficaces para luchar contra la transpiración y sus consecuencias. Pero, desde hace algún tiempo (sin duda con el desarrollo de los productos Bio y ecológicos), se ha creado cierta mala reputación y con no pocos prejuicios, con relación a los activos de los nuevos cosméticos.

La diferencia entre antitranspirante y desodorante

Existen dos clases de transpiración:

Emocional, causada por el estrés y las emociones. Ésta se presenta sin avisar, independientemente de la temperatura ambiente: antes de hablar en público, a la hora de realizar un examen, una cita de compromiso…

Psicológica, causada por el calor o el esfuerzo físico. Ésta aparece cuando nuestra temperatura corporal aumenta, con la función de regular la temperatura del cuerpo, evacuando los excesos de calor.

Estamos expuestos a la transpiración varias veces al día, y por diferentes razones, de ahí la importancia de afrontar el día con todas las armas que tengamos al alcance. Pero, contrariamente a lo que piensan muchas personas, la mayoría de las veces, un simple desodorante no es suficiente.

Las funciones de un desodorante y de un antitranspirante no son las mismas. El desodorante tan sólo enmascara los malos olores, gracias a sus aromas y a los agentes antibacterianos como el etanol.

Por el contrario, el antitranspirante enmascara los malos olores (también contiene perfumes), pero actuando sobre el flujo de la transpiración, gracias a un activo como las sales de aluminio.

En resumen, mientras que el desodorante no nos asegura más que una protección de camuflaje antiolores (perfume + agente antibacteriano), el antitranspirante evita, además, la sensación desagradable de humedad bajo las axilas (perfume + antitranspirante), regulando el flujo de sudor.