El hierro es indispensable para la salud y los rendimientos. El hierro es un elemento central de la hemoglobina. Esta última contiene glóbulos rojos que son los que le dan su color. El hierro capta el oxÃgeno cuando la sangre atraviesa los pulmones, y transporta este gas hasta los músculos. Llegado a su destino, se desprende de su carga y permite entonces la combustión de las sustancias energéticas y la contracción muscular.
Si la carencia en hierro es marcada, provoca una falta de glóbulos rojos. Para tratar de compensar esta falta, la respiración aumenta de ritmo y el corazón late más rápido. El deportista se agota antes, y la resistencia disminuye. Con una frecuencia cardÃaca máxima, se transporta menos oxÃgeno: la potencia, el famoso VO2 max, se ve reducido.
En el músculo encontramos a una hermana gemela de la hemoglobina: la mioglobina. Esta última contiene también mucho hierro y fija un poco de oxÃgeno. Esta pequeña reserva local permite empezar la contracción antes de que la apertura de los vasos sanguÃneos aporte el complemento necesario. En ciertas proteÃnas, el hierro actúa también como catalizador de reacciones quÃmicas. Decimos que es un «cofactor enzimático».
Interviene especialmente en la combustión de las reservas energéticas. Por eso, según ciertos investigadores, la falta de hierro explicarÃa el cansancio anterior a una anemia. El hierro participa también en el funcionamiento celular de los glóbulos blancos implicados en la lucha contra los microbios. En este contexto, se comprende por qué una insuficiencia de hierro favorece las infecciones.
Más pérdida entre las deportistas
El deporte aumenta también las pérdidas de hierro. Cuando se corre o se salta, los talones golpean el suelo y la almohadilla de grasa de la planta del pie se aplasta. Esta está atravesada por numerosos vasos sanguÃneos. Los glóbulos rojos presentes estallan y liberan la hemoglobina. El hierro se liberado en la sangre y pasa a la orina. A la recepción de cada pisada, las articulaciones ceden y los músculos tiran en el sentido contrario. Cuando este gesto se repite, las membranas musculares son vÃctimas de microdesgarres. La mioglobina y el hierro abandonan el músculo y se van a la sangre. Este metal precioso se elimina por vÃa urinaria.
Los glóbulos rojos tienen por misión aportar oxÃgeno al corazón de la célula, lo más cerca de las enzimas encargadas de la combustión.
Durante el esfuerzo, el flujo sanguÃneo aumenta considerablemente en los músculos que entran en acción. El ejercicio reduce la vida útil de los glóbulos rojos, e impone un ritmo constante de producción, obligando a disponer de un aumento de esta materia prima.
Por esta razón, existe una serie de suplementos como la ecdisona que ayuda a conservar el nivel de ejecución adecuada del ejercicio, asà como una pronta recuperación durante y después de la actividad fÃsica.