1- Con un esmalte oscuro, las manos deben estar impecables. Se hidratan, se retraen las cutículas, se recortan las uñas con la lima (nada de cortauñas), se pulen con suavidad. Es preferible unas uñas cortas y redondeadas, que unas uñas largas y cuadradas.

2- Cuidado con las uñas comidas o demasiado cortas: hay que olvidarse del esmalte oscuro, puesto que el remedio sería peor que la enfermedad, ya que el aspecto sería de alguien que no se cuida. En este caso mejor es utilizar un esmalte transparente. Si verdaderamente queréis aplicaros un esmalte oscuro, utilizar uñas postizas o de gel, o de resina.

3- Para aplicar el esmalte oscuro, primero se extiende una capa para fijar el esmalte. El preferido de muchas es el de Revlon, con el que protegemos las uñas de los posibles golpes a los que siempre están expuestas.

Después se aplica el esmalte, partiendo del centro de la uña y extendiendo suavemente el pincel. Si no domináis bien esta técnica, no deis color a toda la uña. Podéis dejar sin color dos milímetros antes de llegar a los bordes de la uña. Con esto conseguimos que parezcan más largas, y evitamos pasarnos de los bordes.

4- En caso de salirnos de los bordes, utilizar el lápiz disolvente, que es muy práctico y superfácil de usar. (El lápiz corrector de esmalte de la marca Sphora es muy eficaz).

5. Manos y pies van a la par. Podéis coordinar el momento de aplicar el esmalte de las uñas de las manos con el de los pies, pero evitando siempre la utilización de diferentes colores, uno arriba y otro abajo.

6- El mantenimiento de la manicura. El esmalte oscuro es en general más resistente que el esmalte claro, pero es necesario mantenerlo. Volver a aplicar una capa de fijador al cabo de 3 ó 4 días. De esta forma prolongamos la vida del esmalte.