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El verano es el momento ideal para la relajación y el farniente. Es además la época en la que se viste con menos ropa o ropa fresca y ligera. Posiblemente sea la mejor época del año para adelgazar, hacer dieta, y recuperar la línea. Hoy presentamos algunos consejos prácticos para perder peso, sin hacer un régimen draconiano ni privarse de lo que más nos puede gustar comer durante esta época del año.

Algo de meditación

No se trata de convertirse en un maestro zen, permaneciendo horas sentados con la mirada perdida en el horizonte. La meditación de plena conciencia consiste en estar en lo que se hace, en el momento presente.

Por la mañana al levantarse, no conviene salir enseguida de la cama, sino escuchar los sonidos de alrededor, sentir los olores, la temperatura, la textura de las sábanas sobre el cuerpo. Hay que estar atentos sin juicio, tanto sobre lo que se observa, sobre lo que se dice, o sobre lo que se siente. Una vez realizado el ejercicio, es posible levantarse con el pie derecho.

Durante el día, mientras se toma el sol, tumbados sobre la arena, o mientras os dais un baño, se deben consagrar algunos instantes a la plena consciencia, viviendo plenamente el momento presente, acogiendo las sensaciones corporales, agradables o no, acogiendo los pensamientos y las emociones, agradables o no, y siempre sin juicio de valor.

Verano

Igualmente se puede meditar con plena conciencia cuando se come, a esto lo llamamos el “mindful eating”, y es algo que funciona para comer mejor, comer lo necesario, y perder peso.

Comer solo cuando se tiene hambre

En verano hay menos cortapisas con relación a los horarios que se deben respetar. Por tanto conviene respetar el ritmo y las sensaciones del cuerpo. Levantarse cuando se está descansado, acostarse cuando se está cansado, y comer cuando se tiene hambre.

Es una reacción muy sencilla, pero es posible darse cuenta enseguida que el ritmo natural es diferente del ritmo de la vida activa que llevamos habitualmente. Ahora es un tiempo de libertad, y por tanto no hay ninguna regla y ningún principio que respetar.

Apreciar la lentitud

Tras meses de vida trepidante, es el momento de reducir el ritmo. El calor del verano ayudan naturalmente a adoptar un ritmo distinto. También conviene comer lentamente, masticando con tranquilidad, bocado tras bocado. Esto es un excelente consejo a la hora de adelgazar, y que solemos olvidar. Comiendo con mayor atención, se come automáticamente más lento, y por tanto la sensación de saciedad llega antes con menos cantidad.

Los placeres gustativos del verano

Durante el verano es el momento adecuado para introducirse en el corazón de las sensaciones y degustar cada bocado con placer, sin culpabilidad, incluso con platos que se consideraban como prohibidos.

En cuanto el placer por degustar comienza a bajar, es el momento de pararse de comer. Se trata de un truco para perder peso sin privarse, y gozando al máximo. Es decir que hay que dejar de comer en cuanto que el placer por comer desaparece.

Comer de forma diferente

Se puede disfrutar del aperitivo y de alguna comida entre los amigos, o a base de picoteo y de tapas para compartir en la playa. En la convivencia, el placer de comer, sin hacer otra cosa más que eso, es algo extraordinario. No se debe mirar el móvil, ni leer una revista mismo tiempo, ni ver la televisión. De esta forma se presta mayor atención a la lentitud, a la degustación, y a la saciedad.

Cuidar el estado de ánimo

Al fin de cuentas se trata de darse gusto, y relajarse a través de todos los medios que agradan: dar un paseo, leer, darse un masaje, etcétera. Además, si se hace una cura desintoxicante de lo digital, para eliminar las preocupaciones, la inmediatez, y la actualidad estresante, los beneficios son enormes.

Renunciar al transporte

Al igual que la desintoxicación digital, también se puede probar una desintoxicación del motor y de lo eléctrico. Se trata de coger lo menos posible el coche, el autobús, el metro, y escoger ir caminando o en bicicleta. Igualmente subir las escaleras a pie y no tomar el ascensor. Ir a la playa, al restaurante o a la tienda a pie, mientras se contempla el mar.

Se trata de hacer ejercicio siempre que se pueda, el único principio que se debe respetar es que nos produzca placer, que nos sintamos bien en nuestro propio cuerpo y a nuestro propio ritmo.