Los supermercados son lugares comerciales para realizar las compras de la casa. Estos espacios se han convertido en sitios muy importantes para la vida cotidiana de los consumidores, y por ello ofrecen todos los productos necesarios para vivir el día a día, especializados en la alimentación, pero ofreciendo igualmente equipos electrónicos, electrodomésticos, equipos multimedia, decoración, ropa, bricolaje, etcétera.

Las grandes cadenas de supermercados y de hipermercados que conocemos hoy en día fueron fundadas hace bastantes años. Pero con el tiempo, algunas han conseguido destacar y realmente han conseguido hacerse con la mayor parte del mercado.

El concepto de este tipo de grandes superficies consiste en agrupar en un mismo lugar todos los productos necesarios para facilitar la vida de los consumidores. Por esta razón ofrecen diferentes tipos de catálogos y flyers que publican con frecuencia, con el fin de conocer las últimas promociones y ofertas de los productos más interesantes. Un buen ejemplo lo encontramos en los folletos de PriceSmart, donde la oferta es amplia y la diversidad de productos a precios imbatibles, también.

El concepto de estas empresas es el de ofrecer una amplia gama de productos a precios diferentes para satisfacer todos los tipos de demanda. Los artículos comercializados son enormes, y van desde la alimentación, pasando por la decoración interior, el jardín, el ocio, la cultura, la moda, y los aparatos electrónicos.

No obstante, conviene conocer una serie de consejos a la hora de hacer las compras en este tipo de grandes superficies.

Hacer la compra en solitario

Más vale estar solo que mal acompañado en una gran superficie. La razón es que la tentación es grande cuando toda la familia se distribuye por los diferentes stands, y cada uno intenta dar respuesta a sus propias necesidades. Así pues, lo ideal es dejar a los niños en casa, evitar sus eternos caprichos de golosinas, que al final terminan por engrosar la cuenta de la compra.

Llevar una lista

Hacer las compras es una misión que hay que programar concienzudamente. Por esta razón más vale ir preparado para que la acción sea lo más eficaz posible. Esto pasa necesariamente por llevar una lista escrita de aquellas cosas que se necesitan. Evidentemente, después hay que seguir al pie de la letra lo que se ha escrito previamente en casa.

Priorizar las promociones y ofertas

Es imposible no verlas, puesto que continuamente están saliendo nuevas ofertas. Si se compran tres tabletas de chocolate, la tercera es gratuita, en fin, no por ello hay que abusar y llevarse todo aquello que tiene un precio mucho más apetecible que de costumbre. En todo caso, conviene tener cuidado con los formatos familiares, cuyo precio al kilo no siempre es el más ventajoso.

Comprobar el precio al kilo o al litro

Una solución para ahorrar a la hora de hacer la compra es la de dirigirse al stand de la charcutería o del queso, donde los productos se ofrecen al corte, y son mucho más baratos y más frescos que los que vienen embalados.

Comprar local y de temporada

Evidentemente, comprar unos tomates o unas fresas en invierno es muy tentador. Pero también es mucho más caro cuando sabemos que estos productos proceden de destinos muchos más lejanos. Lo mejor es optar por productos de temporada y locales, siempre que sea posible. Y para el resto de productos frescos, más vale esperar a la llegada del verano

Más vale evitar los platos preparados

Evidentemente, esta práctica es rápida. Pero claro, cuando se trata de un plato promocionado por un gran chef, el precio del producto aumenta necesariamente. La preparación, la cocción, el embalaje, son tantas etapas que podemos leer en la etiqueta, que al final todo hay que pagarlo.

La fecha de caducidad

Ya es hora de eliminar esta falsa idea que dice que no se deben comprar productos próximos a su fecha de caducidad. No cabe duda de que su precio es menor antes de que se retire de los diferentes stands. En verdad, estos productos se pueden conservar más tiempo que el que va indicado en la etiqueta. Al menos 15 días para los yogures, 2 meses para la leche pasteurizada, los cereales, la harina, 2 años para el chocolate, 10 años para las conservas, etcétera.

Bajar la mirada

Las estrategias del marketing están muy bien estudiadas. Los productos más caros y las marcas suelen estar a la altura de los ojos. Y como normalmente el consumidor tiene prisa, termina por caer en lo más fácil. Pero si se baja la mirada, podemos constatar que hay productos idénticos disponibles en la zona baja de las estanterías del supermercado. Allí encontramos otras marcas, otros precios, y no forzosamente de peor calidad.

Optar por las marcas blancas

Todos sabemos que una campaña publicitaria en la televisión tiene un coste, y esto termina pagándolo el consumidor. Por tanto, más vale olvidarse de las marcas y optar por productos de marca blanca que suelen tener el nombre del supermercado donde se hacen las compras. Habitualmente están fabricados en las mismas fábricas y solo cambia el embalaje, pero también el precio.