Seguramente, nos hemos dejado sorprender en más de una ocasión por la cantidad de calorías que podían ingerir algunas personas con una figura esbelta. Y también nos hemos preguntado por qué razón estas personas consiguen estar delgadas. Su secreto no es mágico sino científico, se trata de una cuestión de metabolismo.

El metabolismo de base

Esta palabra se utiliza corrientemente cuando hablamos de pérdida de peso. Pero de qué se trata concretamente. De hecho, el metabolismo de base corresponde al desgaste calórico indispensable para el mantenimiento de las funciones vitales del organismo. Aquí nos referimos a la actividad cerebral, la respiración, la actividad cardiaca, la actividad de los músculos posturales, la digestión, las secreciones hormonales, la regulación de la temperatura corporal.

Este desgaste energético es variable de una persona a otra. Cuanto más alto se es, mayor necesidad existe de consumir calorías, y esto, sin aumentar de peso. Al metabolismo basal se le añaden otros desgastes energéticos relacionados con la actividad deportiva realizada, el ritmo de vida, el modo de vida, etcétera.

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Deporte versus régimen

Cuando se quiere perder peso, una de las soluciones en las que pensamos inmediatamente es en la de realizar un régimen. Sin embargo, no es una solución milagro. Esto, además lo sabemos porque cuando se realiza un régimen, comer poco puedo ir en contra de la misma pérdida de peso. El cuerpo se coloca en situación de alerta para preservarse, por culpa de la carencia de nutrientes. Por esto se adapta, reduciendo su metabolismo, y por tanto el número de calorías consumidas.

Además, el cuerpo procura conservar sus reservas de energía. Por consiguiente, en vez de consumir las reservas adiposas, utiliza el tejido muscular con fines energéticos. En otras palabras, se pierde músculo antes que grasa.

La solución para evitar esto está en comer lo suficiente y con una buena frecuencia. Se debe combinar calidad y cantidad los alimentos que se van a ingerir.

Además del control de la alimentación, el deporte es el mejor aliado, puesto que permite aumentar el metabolismo. Esto se debe concretamente al desgaste energético requerido para el ejercicio y para el aumento de músculo. Practicando un deporte como musculación, ganamos masa muscular. El organismo gasta mayor cantidad de calorías para hacer funcionar a los músculos, aumentando así de forma natural el metabolismo.

Perder grasa de una zona concreta

Está demostrado que la grasa subcutánea, en periferia de la zona solicitada por el entrenamiento, ve cómo aumenta su utilización. Por tanto podemos eliminar grasa de algunas zonas localizadas. Esto se debe al aumento de flujo sanguíneo, de la temperatura y de ciertas hormonas responsables del uso de las grasas. Pero cuidado, esto no quiere decir que basta con hacer series interminables para secar el músculo.

La amplitud de la reducción de la grasa a nivel local es relativamente débil y la pérdida de grasa se debe comprender de forma global, es decir con alimentación y entrenamiento. No obstante, esto permite integrar en cada programa de entrenamiento un trabajo preciso para una zona determinada del cuerpo.

Evidentemente, esto debe incluirse como complemento de un entrenamiento completo del cuerpo y de un déficit de calorías con el fin de permitir una pérdida clara de grasa.

Musculación y pérdida de grasa

Si se quiere perder peso en un gimnasio, o incluso en casa, se debe trabajar un gran número de músculos. Algunos ejercicios son prioritarios, tales como los squats o las flexiones.

Estos movimientos conllevan un aumento de la producción de adrenalina y de noradrenalina, que se fijan en los adipocitos y provocan la liberación de la grasa en cuestión.

Por desgracia, todo no es tan sencillo. Algunos adipocitos son más resistentes que otros e impiden la liberación de estos famosos triglicéridos. En el hombre, por ejemplo, estas células se localizan a nivel de la cintura abdominal, lo que explica por qué no es tan fácil perder esos molestos michelines.