Posiblemente, se trate del producto estrella para la higiene y la belleza. Del jabón existen múltiples versiones, sin embargo se debe escoger en base a dos requisitos fundamentales: conocer la zona corporal que se quiere enjabonar, y el grado de sensibilidad de nuestra piel. El resto forma parte del placer por la higiene.

A pesar de que durante un tiempo pasó a un segundo plano por la proliferación de los geles de ducha y otros tantos cosméticos para la limpieza facial, parece ser que la moda del jabón vuelve a estar en boga.

Sus múltiples formas, colores, aromas y añadidos cosméticos son el principal atractivo para los adeptos de toda la vida. Sin embargo, la elección de un buen jabón no se improvisa: en una piel sensible, la pastilla de jabón puede hacer auténticos estragos.

La cara

Para preservar la zona frágil de la cara, lo mejor es elegir un jabón graso, o un jabón sin jabón.

Como su propio nombre indica, el jabón graso está enriquecido con materias grasas, principalmente aceites naturales (almendras, karité, etc.) e hidratantes (glicerina), que permiten controlar el efecto de sequedad que produce el agua, al igual que nos protege del deterioro de la película hidrolipídica de la superficie cutánea.

Un jabón graso de calidad es agradable porque suele hacer espuma, y es untuoso, limpiando además en profundidad. Normalmente no suele estar muy perfumado, y se adapta bien a cualquier tipo de piel, incluso las más sensibles.

El jabón sin jabón, también llamado pan dermatológico, fue inventado en los años cincuenta por los marines americanos, para lavarse con el agua de mar. Su base son los tensioactivos sintéticos, suaves y enriquecidos con agentes engrasantes.

Las pegas: hace poca espuma (lo que lo hace menos confortable), y no está perfumado. A pesar de esto, es la recomendación preferida de los dermatólogos, que lo suelen prescribir para las pieles sensibles, alérgicas, o muy secas.

Otras opciones

Estos dos tipos de jabón existen en sus modalidades de más perfumados, especialmente si nuestra piel no es particularmente sensible o alérgica.

Los jabones perfumados suelen ser la alternativa mejor a los geles de ducha. En general, los jabones muy perfumados son fabricados por las grandes marcas de cosméticos que los incluyen en su gama de perfumes. Suelen ser bastante alcalinos, y se deben emplear exclusivamente para el cuerpo, siempre que después nos apliquemos una leche hidratante sobre la piel.