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Ya hemos hablado con anterioridad sobre la difícil etapa de la adolescencia. Es normal que todas sintamos poca simpatía hacia esta etapa de crecimiento, sobretodo sabiendo lo que ésta va a significar a nuestro hijo.

Entre las cosas más complicadas de digerir está el hecho de que nuestro hijo cambie la conducta de manera paulatina hasta convertirse en un rebelde sin causa. Nuestro hijo, aquél que hasta hace pocos días aún nos preguntaba que ponerse para ir al cole, ahora no quiere dar explicaciones a casa: dónde va, con quién, cuándo llegará.

Es normal: durante la adolescencia este se rebela. El adolescente se rebela con la autoridad ya que necesita hayar sus limites, y que mejor que conseguirlo que enfrentándose a su autoridad, a aquel que hasta entonces gobernaba sus vidas: sus padres.

Debemos aprender a dar el espacio debido a nuestros hijos, para empezar, aprender que estos se han hecho grandes, aceptar que ya han dejado de ser aquellos niños pequeños en busca de seguridad, será el primer paso. Aunque pasar la época de apego puede acostarnos mucho, teniendo en cuenta que durante muchos años han sido nuestros hijos pequeños y hemos tenido total control sobre ellos, debemos superarlo con madurez.

También puede ocurrir que de repente, ese amor que tanto parecían profesarnos sea sustituido por una fidelidad casi sorprenderte por sus amigos, a los que muchas veces tratarán como hermanos y bajo la influencia de los cuáles irán modificando y modelando su manera de ser.

Es aconsejable que como padres tengamos plena consciencia del tipo de amigos que tienen nuestros hijos, ya que siendo una de las influencias más importantes que éstos tienen a la hora de convertirse en futuras personas adultas, cuánta más buena sea la influencia, mejor para todos.

Sobre el tema de cómo actuar ante la rebelión de nuestro hijo adolescente, sólo te queda esperar. Demuéstrale que tu sigues mandando y que aunque él puede tener su espacio, tu sigues siendo la que decide dónde poner los límites y cómo. Ya verás como en cuetsión de tiempo las aguas se calman y todo se vuelve más tranquilo.