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Cuando hablamos de fibra alimentaria nos referimos a la parte del alimento que nuestro organismo no puede digerir ni asimilar, ya que el mismo no posee las enzimas necesarias para digerirlas.

En realidad la fibra es una mezcla de sustancias que tienen naturalezas diferentes como gomas, almidón resistente, mucílagos, celulosas etc.

Hasta hace unos años atrás la fibra no era tenida en cuenta como algo fundamental en la dieta, sine embargo luego de numerosos estudios científicos se ha llegado a la conclusión que tiene un papel importante en las regulaciones de la función intestinal.

Existen dos tipos de fibra principales en los alimentos dependiendo de su grado de solubilidad en agua: la soluble y la insoluble.

  • La fibra soluble: es la que se encuentra constituida por pectinas, algunas hemicelulosas, gomas, mucílagos. Puede formar geles y también absorber agua con mucha facilidad, haciendo que el tránsito intestinal sea lento, además sirve de sustrato a las bacterias intestinales ya que es fermentable.
  • La fibra insoluble: formada por celulosa, hemicelulosas y lignina. Este tipo de fibra retiene menos agua, las bacterias intestinales la atacan menos y es la que realmente favorece el tránsito intestinal y evita el estreñimiento.

La ingesta de fibra provoca una mayor sensación de saciedad, reduciendo los niveles de colesterol malo, en especial si se ingiere la soluble.

Asimismo,  tiene como característica principal que hace más lenta la absorción de la glucosa, haciendo que pase lentamente a la sangre, lo cual es muy útil en caso de personas con diabetes.

La fibra se encuentra de forma exclusiva en los alimentos de origen vegetal, como: por ejemplo

  • Cereales Harinas integrales: centeno, trigo, cebada, avena, arroz integral y maíz.
  • Legumbres
  • Frutos secos
  • Frutas
  • Verduras y hortalizas

Los adultos deben consumir aproximadamente unos 25 gramos de fibra diarios y en el caso de los niños, la cantidad de fibra necesaria se calcula sumando cinco unidades a la edad del niño.

Para evitar inconvenientes la fibra debe incorporarse a la dieta de forma gradual, así el organismo podrá adaptarse y alcanzar los niveles adecuados de consumo y tener presente beber abundante agua como una forma de facilitar su acción y posterior eliminación.