La piel es particularmente sensible al sol. La primera regla para vivir un verano los más saludablemente posible es la protección. Antes de salir de vacaciones conviene hacerse con un buen protector solar, eficaz y preferentemente bio.

Durante el tiempo de exposición al sol, la piel debe protegerse de los rayos UV. Piel grasa, seca o normal, se debe elegir el producto que mejor se adapte a vuestro caso. Se debe aplicar de forma regular, a lo largo de toda la jornada. Y no olvidarse de los imprescindibles sombreros, y gafas de sol, para una protección óptima.

Algunos jabones y cremas para cuidados sensibles son de obligatorio uso para limpiar y nutrir la epidermis, con el fin de preservar su tonicidad.

Una alimentación sana y ligera

Pero el verano, es también el período de lucir el cuerpo. Para no estropear las vacaciones, se impone seguir algunas precauciones. Primeramente, eliminar la grasa de los menús. Se acabaron los platos de frituras y la comida rápida que finalmente es sinónimo de aumento de peso y de celulitis.

ConsejosLas ensaladas, verduras y frutas son de rigor. La carne, los productos lácteos y el pan integral deben estar presentes en el menú para recargar la energía, pero en cantidad equilibrada.

La hidratación del cuerpo no se debe dejar de lado. Se debe beber 1,5 litro de agua al día con el fin de eliminar las toxinas, ayudando así al organismo a enfrentarse al calor.

Un look correcto

Con el calor del verano, se impone elegir una ropa adecuada. Los materiales suaves y de cortes abiertos como el algodón son los más recomendables. Los colores vivos son de rigor para entrar en el juego del verano.

Los cortes y los estilos también deben ser ligeros. Un pequeño top sin mangas y un mini short o una falda estampada con flores puede ser un bonito look veraniego que nos haga sentir bien, y no de demasiado calor.