Antes de nada, conviene saber que no somos partidarios de ningún tipo de régimen, especialmente de los que son demasiado restrictivos, puesto que suelen ser sinónimos de frustración. Lo más importante es concentrarse en una alimentación equilibrada, es decir, suprimir progresivamente las materias gracias del plato e incluir verduras, pescado, carne magra, y huevo.

Hablemos de los huevos, porque parece ser que es lo último en cuestión de pérdida de peso. Se trata de un régimen basado en este ingrediente, y más precisamente, en los huevos duros. Si tanto se habla de este régimen es porque este modo de alimentación promete muchas maravillas en términos de pérdida de peso.

Vamos a intentar aclarar lo máximo posible esta dieta que parece haber conquistado a muchas personas en todo el mundo. Para saberlo todo sobre este famoso régimen del huevo duro que promete una pérdida de peso entre 5 y 10 kg en solo dos semanas, es por aquí por donde conviene comenzar.

Dieta del huevo

¿Cómo funciona?

Este régimen se aplica a lo largo de 14 días durante los cuales hay que consumir huevos por la mañana, al mediodía y por la noche. La finalidad de esta dieta es la de limitar las calorías cotidianas de 800 a 1000 calorías, por tanto la restricción es flagrante.

El huevo duro es el alimento rey de este régimen, pero eso no es todo. Hay que cortar drásticamente con muchos alimentos: 0 materia grasa, 0 féculas, 0 harina, 0 azúcar, 0 lácteos, etcétera. En resumen, solamente se permite la ingesta de huevos, de verduras, y de carne magra a razón de 100 gramos cada dos días.

Para optimizar los resultados hay que practicar aproximadamente 30 minutos de actividad deportiva al día y beber de 1 a 1,5 litros de agua diarios. Evidentemente, el alcohol y la comida basura están prohibidas.

Pero si hay una regla de oro que conviene observar de forma estricta, es que una vez que se comienza el régimen es obligatorio pararlo al cabo de 14 días, como máximo.

El interés de este régimen

La ventaja principal de este régimen es una perdida de peso récord puesto que se puede llegar a perder de 5 a 10 kilos en solo dos semanas. Su duración es claramente una ventaja nada despreciable, puesto que es fácil realizarlo y el cuerpo lo soporta bien. Además, los pocos alimentos que se ven implicados hacen de este régimen una dieta práctica, fácil de preparar y, por tanto, de llevar a cualquier lado.

Finalmente, además del aspecto barato de la cosa, parece ser que el efecto yoyo es menos acusado con este tipo de dietas, si después se retoma un modo de vida saludable.

Si el huevo es un alimento nutricionalmente interesante, también es práctico por 3 razones:

  • Hablamos de un alimento rico en proteínas, por tanto saciante. Es decir que comiendo huevo duro no se pasa hambre entre horas.
  • Los huevos son más accesibles económicamente que la carne y su preparación es rápida.
  • Hay varias formas de preparar los huevos: en tortilla, duros, al plato, escalfados, en ensalada, con verduras, etcétera.

Con un menú a base de huevos, no existe monotonía a la hora de comer. Solamente es importante no cocinarlos con demasiadas materias grasas con el fin de limitar el aporte en grasas perjudiciales.

Los inconvenientes

Lo ventajoso de este régimen puede volverse en contra de uno mismo puesto que la falta de ingredientes variados produce que se trate de una dieta cansina y poco apetitosa.

Igualmente, no podemos dejar de lado el aspecto de la carencia, concretamente en vitaminas y minerales, lo que suele provocar una bajada de energía, una fatiga crónica y una falta de motivación física. No obstante, es una dieta rica en lípidos, lo que produce un aumento de la tasa de colesterol. Por tanto, se desaconseja que lo ingieran mujeres embarazadas, personas mayores y con patologías cardíacas.

Finalmente, la sensación de hambre inducida por el régimen es desagradable e incluso malsana a lo largo de todo el día. Por esta razón, si se decide comenzar con la dieta del huevo duro, no conviene superar los 14 días, puesto que entonces dejará de ser eficaz.