Dolores abdominales, desarreglos en el tránsito intestinal, lentitud en la digestión, o hinchazón tras la comida, son los síntomas habituales de muchas mujeres que cada año acuden al médico.

Esta zona, la más frágil y la mayor generadora de fuerza de nuestro cuerpo: fuerza de concentración, de equilibrio, de influjo nervioso y muscular, se llama Chi en chino, o Hara en japonés, protegiendo lo esencial de nuestros órganos.

La menor ansiedad, la más pequeña contrariedad puede traducirse en una contracción de los músculos del colon, provocando una distensión abdominal más o menos fuerte y duradera. Para retomar el contacto con nuestro vientre y para reconectar entre ellos los «dos cerebros», lo primero que se debe hacer es respirar.

La respiración pone en activo el conjunto del sistema nervioso. Para regularlo es necesario controlar la respiración. Sin embargo, el abdomen está bajo el control del sistema nervioso. Con estrés, la respiración es más corta e irregular. En estado de relajación, la respiración es abdominal, profunda y regular.

Una respiración correcta permite unir el cuerpo con la mente, al tiempo que nos relaja en profundidad, calma los dolores y suaviza los espasmos, de manera indirecta.

Reflexología y vientre

Entre las técnicas «naturales» que pueden aportar una relajación real para curar los dolores de vientre, está la reflexología. Este método es bueno para tratar todos los problemas que tienen como origen los desórdenes del vientre: el estrés, los desarreglos del aparato digestivo, indigestión, pereza o irritación intestinal, para permitir al organismo que encuentre y vuelva a ejercer sus funciones de eliminación.

Se trata pues de una terapia natural que consiste en dar masajes en los pies o en las manos para provocar ciertos efectos en las zonas del cuerpo que están más alejadas de las extremidades. ¿Cómo? Porque cada parte del cuerpo, cada órgano tiene una correspondencia con los pies y las manos.

Todos los órganos dobles: riñones, ojos, pulmones, orejas, y aquellos que están muy centrados, están representados en los dos pies y en las dos manos. Los demás órganos están representados en el pie o en la mano del lado en el que están situados.

Para obtener un efecto terapéutico, se debe ejercer una serie de presiones en las regiones de las extremidades correspondientes, con el fin de desobstruir y restablecer el flujo energético y estimular el proceso de curación.