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La denominación de “calorías vacías” es un concepto relativamente nuevo que vino a reemplazar al de “comida chatarra”, dándole así una connotación más científica al término para referirse a los alimentos que brindan energía al organismo pero ningún otro nutriente.

De esta forma, tanto el azúcar como las mermeladas, refrescos, caramelos y frituras de todo tipo son los que representan de manera acabada los alimentos que se encuentran repletos de calorías vacías.

Sin embargo, no tiene demasiado sustento afirmar que un refresco es un alimento que no proporciona vitaminas ni minerales o cualquier otro nutriente, ya que esa no es su función. Pero,  el aumento en el consumo de este tipo de bebidas ha traído como consecuencia el hecho de ganar casi doce kilos anuales en personas que los consumen diariamente.

De la misma manera, las bebidas alcohólicas, que aportan gran cantidad de calorías, se consumen de manera indiscriminada, como es el caso de la cerveza ya que una botella pequeña aportará 140 calorías y una copa de vino unas 80, en tanto que otras bebidas más sofisticadas que contengan por ejemplo crema pueden llegar a aportar 400 calorías.

Los especialista en nutrición afirman que aquellos alimentos que son muy refinados deben incluirse en el concepto de calorías vacías.

En cuanto a  las grasas, son importantes para distribuir las vitaminas A,D, E y K (liposolubles), aportando también ácidos grasos que son esenciales para el organismo y la salud. Sin embargo,  a pesar de estos buenos atributos se recomienda consumirla en pequeñas cantidades.

Con respecto al azúcar,  existe una semejanza con lo anterior, dado que no se come este alimento a cucharadas, sino en alguna preparación. El azúcar se combina y es utilizado para endulzar otros alimentos que sí tienen nutrientes como pueden ser cereales, lácteos o la repostería en general. A pesar de ésto, se recomienda consumir una escasa cantidad de azúcar para apreciar mejor el sabor natural que tienen los alimentos.

Por otra parte, las calorías vacías no colaboran con el desarrollo ni el crecimiento convirtiéndose en un grave riesgo para la salud.

Algunos países tienen un alto consumo de calorías vacías y por ello posee un índice alto  de obesidad, además de enfermedades como la diabetes, hipertensión y diversos problemas circulatorios.

Sin embargo, cambiar es posible y debe comenzar por los más pequeños dándoles alimentos sanos, como consumir más leche, cereales, yogur, ensaladas y verduras cocidas o crudas con sal y limón.

Algunos cambios en los hábitos de vida pueden hacer toda la diferencia, por ejemplo,  cuando hay que comer fuera de casa es mejor ingerir frutas y jugos que la famosa “comida chatarra”, dejar el sedentarismo de lado y comenzar a realizar algún tipo de actividad física.