• Autor de la entrada:
  • Tiempo de lectura:3 minutos de lectura

Una de las cosas que más puede llamarnos la atención de todas aquellas cosas que pueden alterarnos durante el embarazo, puede ser, sin lugar a dudas, la modificación de algunos de los sentidos de nuestro organismo, cómo es la modificación del sentido y el gusto.

Esta modificación, sucede, sobretodo, durante la primera etapa del embarazo y es debido a  los cambios hormonales que se suceden durante este periodo (acompañado de los típicos mareos, vómitos y malestar).

Estos cambios son fáciles de identificar ya que de un día para el otro, la mujer embarazada, empieza a darse cuenta de qué hay olores de alimentos que antes le gustaban y que de repente no puede soportar, incluso es posible que le parezca insoportables. Lo mismo ocurre con otro sentido indispensable en la comida: el gusto.

Es por ello que se empieza a desarrollar una aversión hacia unos alimentos en concreto, por mucho que antes nos gustasen, entre otras cosas podemos sentir especial tirria por todo lo que sea pescado, carne o café, de la misma manera que por el tabaco.

La pregunta es: ¿y cómo se llama este trastorno que vuelve tan sensibles a las mujeres embarazadas? Pues éste se llama hiperosmia y se caracteriza por el aumento de la sensibilidad hacia los olores durante este periodo del embarazo. Uno de los personajes famosos de novela que podemos identificar con este especie de trastorno es el de la novela «El perfume» que percibía el olor con  una sensibilidad súper intensa.

Por ello, es necesario que tengamos paciencia durante el tiempo que esté sucediendo este «problema». Aunque no sea agradable, es una de aquellas cosas acompañadas a todo el periodo del embarazo mismo, que tarde o temprano, una debe pasar. Piensa que con el tiempo esta apatía hacia la comida y los olores en general va remitiendo, por lo que pronto podrás volver a la normalidad.

Así que ya sabes, si tienes problema con según que alimentos, no te agobies. Intenta elegir alimentos que huelan poco y sean suaves, una dieta sana y equilibrada puede irnos de maravilla para suavizar este fenómeno.