Un yogur clásico contiene aproximadamente 180 mg de calcio, es decir aproximadamente el 20% de las necesidades diarias en la mayoría de los adultos. El calcio es esencial para la buena salud de los huesos y para el crecimiento óseo de los niños. Casi todo el calcio que consumimos queda almacenado en los huesos.

Varios estudios muestran que el 28% de los adultos consumen menos calcio que las cantidades aconsejadas. Para la mayoría de la gente, entre 2 y 3 porciones de productos lácteos al día son las recomendadas. Tomar un yogur cada día es un medio sencillo, nada caro y práctico para aumentar los aportes de calcio, tanto en niños como en adultos.

El yogur, fuente de proteínas

El yogur es una gran fuente de proteínas. Un yogur clásico contiene aproximadamente 5 gramos por porción, es decir el 10% de los aportes diarios de proteínas recomendadas para un adulto.

Ingesta-de-yogur

Las proteínas son interesantes porque contribuyen a aumentar la masa muscular. Las proteínas son un elemento importante de cada célula de nuestro cuerpo. Las proteínas también se ven implicadas en muchos procesos como la respuesta inmunitaria, la circulación del oxígeno en el cuerpo, y la digestión.

Mientras que la cantidad de proteínas que se necesita varía significativamente en función de la edad y del modo de vida, un yogur ofrece aproximadamente el 10% de los aportes diarios recomendados en proteínas en un adulto.

Si se sigue un régimen vegetariano y se consumen productos lácteos, o si no se quiere comer carne roja o pescado todos los días, es importante mantener los aportes de proteínas. El menú se puede completar integrando yogures o legumbres como las lentejas, los garbanzos, y los cereales.

Yogur y mala digestión de la lactosa

Si se tienen dificultades a la hora de digerir la lactosa, puede ser que exista una intolerancia a la lactosa, y evitemos definitivamente todos los productos lácteos. Pero antes de nada conviene saber que el yogur y la leche difieren especialmente en cuanto al contenido de lactosa. Gracias a sus fermentos, el yogur puede ayudar a digerirla mejor.

La cuestión está en que las bacterias vivas presentes en el yogur han transformado una parte de la lactosa durante el proceso de fermentación, y además continúa su trabajo en los intestinos. Los fermentos vivos del yogur mejoran la digestión de la lactosa en aquellas personas con dificultades para digerirla.

El yogur, una opción pobre en grasas

Con un débil contenido en materias grasas, y siendo más fácil de digerir que la leche, el yogur natural contiene aproximadamente 72 calorías por 100 gramos. Por tanto es fácil incluirlo en un régimen alimenticio equilibrado. La frescura del sabor del yogur y su textura, de gran ligereza, hacen de este producto un alimento sabroso y apetecible.

No cabe duda de que el yogur se puede integrar fácilmente en una alimentación equilibrada, y que además cada cual lo puede personalizar en función de sus gustos. Por ejemplo, se le puede añadir fruta fresca, mezclarlo con bayas, añadir nueces y semillas, mezclarlo con agua floral, o incluirle algunas hierbas y especias. Ciertamente es un excelente pretexto a la hora de mostrar toda la creatividad de la que somos capaces en la cocina.