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La belleza es un concepto totalmente subjetivo. Sin duda, cómo te miras a ti mismo al espejo influye en tu propio nivel de bienestar. Es decir, la imagen que te devuelve ese reflejo produce un efecto psicológico en ti. Sin embargo, existe el error de creer que para ganar en belleza es necesario invertir en tratamientos específicos y cosmética para mejorar la imagen corporal.

Psicología de la belleza

Lo cierto es que en muchos casos, la percepción que una persona tiene de sí misma no es objetiva. Sino que esta percepción es fruto de una baja autoestima. Es decir, en estos casos, el camino del amor propio implica cultivar la valía personal a través del pensamiento positivo.

Cuándo no es recomendable una intervención de cirugía estética

En otras ocasiones, también ocurre que la persona tiene un concepto totalmente irreal de la belleza desde un punto de vista general. Es decir, este perfeccionismo lleva a la persona a buscar un imposible. Y a frustrarse porque se compara constantemente con esa imagen que tiene en su mente.

Además, la propia imagen corporal es cambiante. Es decir, el paso del tiempo también produce un efecto a nivel corporal. Algunas personas tienen una imagen reduccionista de sí mismas. Por ejemplo, quienes se enfocan excesivamente en su imagen corporal y son incapaces de reconocer su valor interno.

Beneficios de la cirugía estética

La cirugía estética es esa disciplina que ofrece un efecto terapéutico para mejorar ciertos rasgos físicos. En muchos casos, estos rasgos que pretenden tratarse son una consecuencia natural del proceso de envejecimiento que deja su huella en la piel.

La cirugía estética también puede tener como objetivo mejorar la estética de un rasgo que tiene carácter congénito.  

Cuándo no es recomendable una intervención

Sin embargo, antes de someterse a cualquier tipo de tratamiento de estas características es muy importante que la persona solicite información a un experto. No solo sobre cuáles son las ventajas de la intervención, sino también, sobre cuáles son los riesgos que corre.

Por otra parte, también es recomendable tener en cuenta cuándo una persona no está preparada para una intervención de este tipo. Por ejemplo, cuando una persona toma esta decisión, más por una recomendación externa que por el propio criterio interior, entonces, muestra con esta actitud que es vulnerable ante la opinión externa. Y no toma esta decisión con una motivación real. 

Del mismo modo, aquellas personas que tienen un baja autoestima, personas que hablan en negativo de sí mismas de un modo general, corren el riesgo de poner unas expectativas equivocadas en una posible intervención de cirugía estética. Es importante tener claro cuál es el objetivo de la intervención. Un objetivo que debe ser realista. 

Por ejemplo, algunas personas pueden imaginar un éxito social y un nivel de felicidad a partir de esa intervención por el simple hecho de que ese complejo les lleva a poner un peso excesivo en la imagen que proyectan. Sin embargo, esta perspectiva es irreal. 

Cuando una persona toma una decisión drástica bajo el impacto de una emoción también corre el riesgo de tomar decisiones de las que luego se arrepiente.