1- Un hidratante ancestral. Se trata de una receta testada desde hace mucho tiempo, puesto que la manteca de cacao se utilizaba como elemento esencial de la farmacopea de los Mayas y los Aztecas, que la aplicaban en ungüento, como hidratante y también para favorecer la cicatrización de las quemaduras. Los fosfolípidos hidratan y regeneran la piel, haciéndola más suave y flexible.

2- Antiarrugas. No sólo el chocolate es un antioxidante en potencia, sino que es capaz de reestructurar y suavizar la piel. La elasticidad de la epidermis optimizada se convierte en juventud recuperada. Sin contar que activando la renovación de las células, se previene el envejecimiento cutáneo.

3- Cóctel mulitivitaminado. Por la mañana, tomamos un vaso de zumo de frutas para despertarnos, y para la piel se trata de hacer lo mismo: las vitaminas son el mejor tónico para la piel. El chocolate, precisamente, está cargado de vitaminas, pero también de potasio, de magnesio, de calcio y de hierro. El cacao es el empujón definitivo para estimular los músculos y los reflejos, y activar la circulación de la sangre.

4- Una aliado en el régimen. El chocolate ya no es el enemigo tan temido para mantener la línea, sino el aliado fundamental para conservar la figura. La cafeína contenida en la cáscara de la semilla, al igual que la teobromina, se ocupan de tonificar y reafirmar la piel, mientras que actúan eficazmente contra la celulitis, eliminando la piel de naranja.

5- Antioxidante ultraeficaz. El caco es rico en polifenoles. Este agente de nombre misterioso desempeña un papel como barrera de protección de la piel contra las agresiones y concretamente contra los radicales libres, responsables del envejecimiento de la piel, pero también de tener un tono de piel mustio por culpa de la contaminación y el tabaco. El chocolate nos da un mejor tono de cara, más fresco, purificado y rejuvenecido.