Su simple evocación pone nuestros sentidos en ebullición, y despierta nuestro lado más goloso. El chocolate es un pecado para el gusto, ante el cual todos caen rendidos. Conociendo el poder de seducción del chocolate, muchas marcas de cosméticos han creado sus productos a base de cacao.

En su origen, el cacao se utilizaba para el cuerpo. Los aztecas sabían sacar provecho de la materia prima que es el chocolate, y lo usaban para tratamientos de belleza. Pero, hoy en día, se puede disfrutar de sus virtudes cosméticas. Para saborear los beneficios del cacao basta con prestarse a algunos cuidados estéticos.

Cacao y cosmética

Durante mucho tiempo se le acusó de ser el responsable de esos kilos de más, o de favorecer la aparición del acné. No obstante, el chocolate es ante todo un producto estrella en la cosmética de hoy en día, puesto que posee numerosas virtudes naturales.

Antiedad, anticelulitis, relajante…, el cacao se hubiera podido convertir en el rey de la cosmética si el chocolate no le hubiera robado su protagonismo. En todo caso, en muchos centros de belleza se ofrecen tratamientos a base de cacao.

La verdad es que el chocolate no aporta nada a la piel en cuestión de virtudes cosméticas. Es la riqueza del cacao la que posee los beneficios que actúan directamente sobre la piel.

Las virtudes del chocolate

Detengámonos un momento sobre esas virtudes que hicieron que en 1500 antes de J.C., lo aztecas utilizaran el cacao como producto de belleza.

El cacao es un buen antiedad, muy rico en polifenoles. El cacao es un antioxidante con un fuerte poder para luchar contra los radicales libres, y por lo tanto, indirectamente, previene el envejecimiento celular.

Además de ralentizar la aparición de los primeros signos de la edad, el caco podría tener un efecto sobre nuestra silueta, y concretamente sobre la celulitis. La cafeína del caco es capaz de tonificar y ralentizar los efectos de la piel que se distiende. A todo esto hay que añadir sus efectos relajantes.