El tabaco acelera el envejecimiento de la piel, pero también aumenta el riesgo de caída del cabello. Ciertamente, de este problema se habla poco, pero numerosos estudios demuestran que existe una alopecia causada por el tabaco.

El tabaco y la raíz del pelo

La lista de las consecuencia del tabaco es increíblemente larga, y además no está cerrada. Dejando de lado los riesgos de sufrir un cáncer de pulmón, de vejiga, enfermedades cardiovasculares o respiratorias, el tabaco altera también la fertilidad, y aumenta el envejecimiento cutáneo.

Curiosamente, el pelo tiene memoria y conserva durante mucho tiempo todo aquello que comemos. Por esta razón es normal que se encuentren restos de nicotina en el cabello de las personas que fuman.

La caída del cabello

También se observan otro tipo de consecuencias por el hecho de fumar, concretamente relacionadas con el desarrollo del cabello. El tabaquismo tiene como efecto privar al pelo de ciertos nutrientes indispensables para su vitalidad, y su brillo (aminoácidos, vitamina B, oligoelementos…). Por esta razón, las fumadoras suelen tener problemas con su pelo.

Pero el tabaco ejerce una serie de efectos negativos con relación al crecimiento del cabello, favoreciendo su caída puesto que daña el genoma capilar.

El humo del tabaco

Al igual que las células cancerígenas, las células capilares tienen la particularidad de dividirse rápidamente. De esta forma, el pelo crece más rápido, su renovación es constante y rápida. Por esta razón, los científicos comparan la alopecia inducida por la quimioterapia con aquella que viene provocada por el humo de los cigarrillos.

En ambos casos, humo y quimio tienen efectos tóxicos sobre las células que se desarrollan a gran velocidad. Los investigadores que trabajan para poner a punto algunos tratamientos capaces de impedir la caída del cabello en los enfermos de cáncer, utilizan el modelo de la toxicidad inducida por el humo del tabaco.

El riesgo de alopecia debe sumarse a la lista de razones que pueden motivar a las fumadoras a dejar el tabaco. De esta forma, quitarse de encima los cigarrillos es sinónimo de parar la caída del cabello, para que vuelva a recuperar su brillo y su textura natural.