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La marcha nórdica nació en Finlandia donde se desarrolló para convertirse en un deporte completo, y se practica por personas de cualquier edad y de cualquier condición física. El hecho de que esta actividad convenga a todas las personas, sin distinción, es una de sus principales ventajas. Veamos las muchas razones para practicar la marcha nórdica.

La marcha nórdica es una actividad física ideal para practicarse a cualquier edad, en cualquier parte y en cualquier circunstancia. El hecho de utilizar los palos de esquí para caminar favorece el movimiento de los brazos, al mismo tiempo que el de las piernas. La marcha nórdica permite de esta forma trabajar el equilibrio del movimiento.

La marcha nórdica para corregir las malas posturas

Si se tienen dificultades para caminar y conservar el equilibrio, concretamente porque se sufren problemas de espalda, la marcha nórdica es una actividad perfectamente indicada para vosotros. El hecho de caminar con palos permite facilitar el mantenimiento y la dinámica del cuerpo con los hombros equilibrados en el movimiento, y una espalda que no se curve hacia adelante.

Mujeres caminando

Por supuesto, como para cualquier práctica de otra actividad, se debe preparar y calentar el organismo antes de comenzar.

Sesión de calentamiento antes de la marcha nórdica

Estando de pie, se colocan los brazos a lo largo del cuerpo y se comienza el calentamiento a través de una sesión de respiración profunda a un ritmo lento y regular. Después, siempre con los brazos a lo largo del cuerpo, se trabajan los hombros realizando lentamente las series de pequeños círculos primeramente hacia delante y luego hacia atrás.

Luego se continúa con el trabajo del cuerpo con movimientos lentos de cabeza, una serie para decir “si” con la cabeza, y otra serie para decir “no”, antes de terminar realizando el círculo completo.

La marcha nórdica, una marcha facilitada y sin cansancio

Una vez terminado el calentamiento con movimientos de las piernas, se pliega la pierna derecha ligeramente y se hacen círculos con el pie, se repite los mismos movimientos con la pierna y el pie izquierdo.

Una vez bien calentados, se está listo para lanzarse sin problemas a la marcha cotidiana con los bastones de esquí en la mano.

De esta forma se puede disfrutar plenamente del placer que procura esta marcha recorriendo varios kilómetros sin sentir gran cansancio y con mucha facilidad.

Una actividad que se prepara sobre cualquier terreno

Para terminar la sesión de marcha nórdica, conviene dejar un tiempo para la recuperación. Para ello, hay que comenzar ralentizando la marcha antes de pararse definitivamente. Una vez detenidos, hay que tomar el tiempo de estirarse sin forzar, al tiempo que se respira profundamente. La recuperación es una sesión indispensable para relajar bien los músculos y reposar las articulaciones.

La marcha nórdica tiene la reputación de no dañar las articulaciones. Igualmente, el cuello, la espalda y los hombros se vuelven más flexibles y menos tensos al verse acompañados por el movimiento de los brazos con los bastones. Y sobre todo, nada vale el placer de una buena marcha nórdica al aire libre, en el campo, en la montaña, junto al mar, o por un bosque.

En el siguiente vídeo te explicamos la técnica más adecuada para practicar marcha nórdica: