La cura de desintoxicación es un tema al que normalmente se recurre tras un periodo de desequilibrio alimenticio. La culpabilidad y los remordimientos nos empujan a reaccionar frente a la capa de grasa que aumenta a simple vista durante un período de descontrol en las comidas.

El significado de la cura de desintoxicación

En efecto, se trata de desprender al cuerpo de todas las sustancias tóxicas procedentes de factores alimenticios y medioambientales, que se acumulan a diario y que, sin apenas darnos cuenta, de forma insidiosa, entorpecen los engranajes de la mecánica humana.

Un desequilibrio relacionado con el modo de vida

Pero, ¿cómo se llega a esta situación? La respuesta es sencilla, no comemos aquello que deberíamos comer. No nos olvidemos que nuestro modo de vida ha evolucionado más a lo largo del último siglo que en los últimos cinco millones de años anteriores, y eso que genéticamente hemos cambiado muy poco. El hombre prehistórico se nutría principalmente de frutas, de bayas y de raíces, y contrariamente a las ideas recibidas, la parte de proteínas animales tan solo representaba el 15% de su alimentación.

Salud

Recordemos que somos seres omnívoros y no carnívoros, cuyo tamaño de intestinos no deja el tiempo suficiente a las proteínas animales para transformarse en toxinas. Nuestros intestinos son mucho más largos, y permiten sacar lo mejor de todos los nutrientes, pero en contrapartida, son un terreno propicio para la acumulación de ciertas sustancias residuales.

Comer carne al mediodía y por la noche, todos los días de la semana, es algo inapropiado, que suele aportar un debilitamiento general. A más largo término, nutrirse de féculas por la noche termina por acentuar los desarreglos que hemos evocado anteriormente.

Otras moléculas vienen a perturbar el equilibrio intestinal y son susceptibles de incrementar su permeabilidad, nos referimos a los colorantes, los conservantes, los contaminantes diversos, todos desconocidos en nuestro patrimonio genético. Cabe destacar que son igualmente moléculas de las que sabemos hoy que juegan un papel nefasto en la producción de las hormonas, por tanto más vale evacuarlas a través del sistema digestivo.

Soluciones concretas

Ha llegado el momento de reparar las consecuencias de nuestros errores pasados a través de una monodieta de 3 días. Estas 72 horas que van a dejar tiempo a las células de las paredes del intestino para que se renueven completamente son la puerta de entrada del método de desintoxicación natural.

Proporcionando un solo y único alimento, natural y fácil de digerir, el ecosistema puede restaurarse, tras haber eliminado previamente todos los agentes perturbadores. Los días siguientes se debe crear una barrera que permita al resto de órganos trabajar serenamente y renovarse. El hígado tarda aproximadamente un año antes de renovarse por completo.

Igualmente, el estado de ánimo va a resentirse. Adiós al estrés, a la angustia y al sueño agitado. Y cuando todo funciona bien dentro de uno mismo, enseguida se ve desde fuera: cabello, piel y uñas recuperan su vigor. No olvidemos que tan solo somos el resultado de aquello que asimilamos y que es por tanto útil cuidar mucho la alimentación. Además, y a pesar de que no es la finalidad primera de la cura de desintoxicación, es posible asistir a una pérdida de peso espectacular en aquellos que han acumulado durante años elementos de una mala comida.

No obstante, si se quiere ofrecer una segunda vida a los órganos, será necesario inscribir esta noción de desintoxicación en un tiempo más largo. No cabe imaginar que tras estos 3 días de depuración es posible comer luego todo lo que se nos antoje. Todo lo contrario, hay que aprovechar este momento de puesta a cero para construir un nuevo esquema nutricional sobre bases renovadas. Sin embargo, ahora si será más fácil excluir o limitar ciertas sustancias de las que antes ni se había pensado que fuera posible prescindir de ellas.

La contaminación alimenticia y medioambiental a la que estamos inexorablemente expuestos imponen una renovación bianual de la monodieta. Lo ideal es efectuarla en cada cambio de estación, puesto que marcan rupturas en los ritmos del planeta.

Esta cura de desintoxicación duradera se basa en algunos fundamentos imprescindibles. Se trata de otorgar el lugar destacado a las frutas, las verduras y las féculas, sin introducir las proteínas animales más que en dosis razonables.

Igualmente, es necesario excluir al máximo cualquier forma de azúcar con poder hormonoperturbador, respetar ciertas reglas cronológicas y combinarlo todo con algunas sesiones semanales de actividad física.

Simplemente, basta con recordar que el ejercicio físico tiene la capacidad para estimular el conjunto de los emuntorios, es decir nuestras propias fábricas de tratamiento de los residuos, bien sea el hígado, los riñones, la piel, los pulmones, y los famosos intestinos. Por esta razón, el deporte es el aliado ideal en una cura de desintoxicación.