Al igual que los hidratos de carbono y las grasas, las proteínas son macronutrientes, es decir, que proporcionan energía (1 g de proteína es igual a 4 calorías). Esenciales para el cuerpo, entran en la composición de las células del cuerpo (músculos, órganos…) y se utilizan en la producción de hormonas y anticuerpos.

Para garantizar el papel constructivo, deben ser del 10-15% de la ingesta energética. Se encuentran en los alimentos o animales (carne, aves, pescados y mariscos, huevos, productos lácteos…) o plantas (cereales, legumbres, soja, semillas, frutos secos…).

Dieta de las proteínas para bajar de peso

Consumir sólo proteínas a expensas de hidratos de carbono y de lípidos conduce a la quema de grasa, que pasan al flujo sanguíneo en forma de cuerpos cetónicos. Éstos entonces se convierten en el combustible de las células musculares y nerviosas, y tiene el efecto de eliminar el hambre y provocar un estado de euforia.

CarneEste tipo de dieta consiste pues en sólo comer proteínas, y nada de grasa o carbohidratos. Todas comienzan con una fase sin azúcar y sin grasa: se consumen proteínas (naturales o en sobres), y verduras para el aporte de vitaminas, minerales y fibras. Los hidratos de carbono y lípidos se reintroducen gradualmente.

Con este tipo de dieta, la pérdida de peso es rápida y consistente, incluso en los casos difíciles. Con este régimen se garantiza la ingesta de proteínas, vitaminas y minerales que son indispensables para el funcionamiento del organismo. Rara vez se siente hambre y no se está cansado.

Las desventajas de la dieta alta en proteínas

Un aporte muy alto en proteínas conlleva la producción de residuos que el cuerpo debe eliminar, dando un trabajo extra a los órganos (hígado, riñón). Esto también puede dar lugar a complicaciones como hipotensión, estreñimiento, pérdida del cabello… La pérdida de peso es difícil de estabilizar, y los fracasos más o menos a largo plazo son enormes.

Para evitar recuperar peso se deben priorizar las proteínas naturales: los sobres de proteínas provocan cansancio, depresión y desocialización. Con los alimentos ricos en proteínas magras es posible variar la dieta y comer fuera de casa.

El resto de alimentos debe ser introducido de nuevo por etapas: primero las frutas y un poco de grasa, y luego, progresivamente, los almidones. Sólo una dieta equilibrada ayuda a estabilizar el nuevo peso, y de por vida.

Para eliminar los residuos producidos durante el metabolismo de las proteínas, es esencial hidratarse: caldo de verduras, agua, refrescos ligeros, té, infusiones…

El seguimiento: si son muy restrictivas, estas dietas pueden provocar ciertas complicaciones y son, por lo tanto, inadecuadas en algunas personas (mujeres embarazadas y lactantes, problemas de tensión y de corazón…). Es mejor seguir los consejos de un médico antes de comenzar un régimen hiperproteico.