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Ya sea de manera preventiva o por imposición, cuando contratas una hipoteca, cada vez es más habitual contratar a su vez un seguro del hogar.

Pero una cosa es contratarla y la otra es entender lo que intenta decirnos la póliza. Un seguro del hogar no lo cubre todo, y esa confusión se debe a que no tenemos claro exactamente lo que se nos dice en el contrato que dimos de alta en su día. Esta confusión da lugar cada año a múltiples reclamaciones y gastos absurdos al no tener claro que es y qué no es lo que nuestra póliza cubre.

Al comprarte una vivienda debes saber que unicamente es obligatorio tener un seguro de incendios, y sólo es obligatorio en el caso que al comprarla hayas pedido una hipoteca. No obstante, normalmente, si esa hipoteca la contratamos en un banco, es común que este encima nos imponga la contratación de otros múltiples seguros para que los tengamos con él y no con otras compañías. Sin embargo, estas «imposiciones» no dejan de ser abusivas.

Tras esto, lo que queramos gastarnos en un seguro dependerá de lo mucho o poco que queramos estar protegidos y del uso que podamos realizar en la vivienda. Está claro que si vamos de manera ocasional, no necesitaremos la misma cobertura que si tenemos dos hijos y un perro, además, también dependerá de la zona geográfica, sería absurdo tener un contrato para el frío y las heladas en sevilla, pero no lo sería en el norte de Huesca, por ejemplo.

Por ello debemos vigilar mucho que tipo de seguro tenemos y que nos cubre ya que muchas veces pagamos cosas que cubre nuestra póliza, como puede ser un ordenador estropeado, una vitrocerámica rota o una nevera que no se abre bien. O a la inversa.