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El estrés es uno de los males que afecta a muchas personas en la actualidad, tanto mujeres como hombres y hasta niños pueden sentir los efectos de un enemigo casi silencioso que también es responsable de la obesidad.

Se ha determinado que como consecuencia del estrés el organismo genera la hormona denominada hidrocortisona que produce que la grasa se acumule en la cintura y abdomen, un problema que es muy frecuente entre las mujeres.

Obesidad y estrésA través de numerosos estudios se analizó la grasa abdominal y pudo encontrarse una relación estrecha entre las personas que padecen este problema y sufren dolencias como la dibetes y enfermedades cardiovasculares.

Así, las mujeres que tienen grasa abdominal pero no sufren de sobrepeso significativo sufren de estrés y se transforman en más vulnerables sobre todo a situaciones exigentes, con menor capacidad para adaptarse a tareas que requieran de mucha exigencia

El estrés también es el generador de conductas compulsivas que llevan a ingerir alimentos de forma desmedida y puede ser uno de los factores que desencadenan una mayor vulnerabilidad psicológica y de allí un aumento de peso considerable.

Sin embargo, además de seguir una dieta baja en calorías pero saludable y equilibrada, para mantener estable los niveles de la hormona hidrocortisona es necesario también nivelar la cantidad de horas necesarias y realizar actividad física habitual.

También existe un vínculo importante entre el estrés y los problemas digestivos que traen aparejado un aumento de peso y abdomen hinchado siendo utilizados hoy los productos prebióticos y probióticos como una terapia efectiva para tratar las molestias funcionales digestivas.

Entre las recomendaciones que realizan los profesionales de la salud para evitar problemas digestivos y el aumento de peso debido al estrés se destacan:
Consumir pequeñas porciones de alimentos y hacerlo varias veces en el día para evitar un aumento de calorías.

  • Tomar un buen desayuno
  • Comer un cena liviana
  • Consumir alimentos ricos en fibra
  • Ingerir frutas y verduras diariamente
  • Incorporar a la dieta pescado por lo menos entre 3 veces por semana
  • Evita consumir alimentos ricos en grasas animal y los alimentos fritos
  • Consumir productos lácteos pero los del tipo fermentados con probióticos
  • Consumir pollo, pavo, cerdo y cordero en vez de carne de res
  • Beber por lo menos dos litros de agua por día

Para mantenerse en peso y dejar atrás el estrés también se recomienda evitar tomar mucho café, eliminar las bebidas alcohólicas e incluir una rutina de ejercicios por lo menos tres veces a la semana.