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A pesar de estar de moda y de escuchar constantemente que son fantásticas, los riesgos de las dietas hiperproteicas son también una realidad a la que es necesario prestar debida atención.

Estas dietas se caracterizan principalmente por predominar en ellas los alimentos como el yogur, huevos, carnes y pescados, o sea productos proteicos por excelencia y los hidratos de carbono como azúcares, pan, pasta, patatas, arroz y otros cereales son excluidos totalmente limitándose además a un consumo muy reducido de verduras, frutas y hortalizas.

Los riesgos de las dietas hiperproteicasLas dietas hiperproteicas son  un cambio rápido pero también muy peligroso para la salud y con resultados que duran poco tiempo, ya que se adelgaza en un corto lapso de tiempo pero el peso se recupera en tiempo record una vez que se abandona el plan dietario que se venía haciendo.

Entre los peligros de seguir estas dietas se encuentra el hecho de demandar un esfuerzo extra al hígado y riñones.

Por otra parte, una escasez de carbohidratos pone en marcha una serie de mecanismos en nuestro organismo dedicados a «destruir» la masa muscular para obtener así azúcares a través de la proteína.

Esa pérdida de masa muscular se traducirá luego en un metabolismo lento y por ello al dejar la dieta se tendrá nuevamente tendencia a engordar.

Es necesario tener en claro que los hidratos de carbono, concretamente la glucosa, son el combustible de nuestras células y una carencia de ésta en la dieta solo desencadenará la formación de cuerpos cetónicos a partir de la grasa.

Al entrar en cetosis órganos importantes como el cerebro comienzan a nutrirse con un combustible que no es el normal y habitual y esto provoca a la larga grandes cambios fisiológicos en el cuerpo causantes de cansancio, malestar, nauseas y apatía.

Por otra parte se ha comprobado que las dietas proteicas producen una mayor susceptibilidad a desarrollar dolencias de tipo crónico causadas por el descenso del PH de los fluidos corporales o sea su acidez.

También el estreñimiento se hará presente desde la primera semana de seguir la mayoría de las dietas proteicas, tanto por la escasez de fibra como por las modificaciones en la flora intestinal.

Si a pesar de todos estos conceptos aún se desea realizar una dieta hiperproteica es aconsejable consultar con un nutricionista para lograr un poco más de equilibrio en cada menú de lo contrario el intento por bajar de peso de forma milagrosa se volverá un verdadero peligro para la salud.