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El optimismo es una experiencia. Una actitud ante la vida que en realidad se cultiva en la práctica. Para fomentar el optimismo en la familia es vital que intentes enfocarte en la búsqueda de soluciones, en lugar de poner la atención únicamente en el conflicto. La vida familiar no es una línea recta. Existen circunstancias diferentes ante las que debes desarrollar también habilidades concretas.

Con mucha frecuencia, quienes tienden al pensamiento negativo se ponen excusas para no ser optimistas. Sin embargo, tu perspectiva cambia cuando dejas a un lado la queja, y das la bienvenida a la gratitud. Puedes dar la bienvenida a la primavera elaborando un catálogo de ideas de ocio que te gustaría compartir con tu familia durante los próximos meses.  La felicidad comienza en el mismo instante en el que comienzas a visualizar algunas de esas actividades. Por ejemplo, una escapada durante las próximas vacaciones de Semana Santa. 

Consejos para potenciar el optimismo

Afronta la dificultad sabiendo que todo pasa. Nada es eterno. Por tanto, ni las alegrías permanecen eternamente, ni los sufrimientos perduran hasta el infinito. Es decir, desde el contexto temporal, las circunstancias son relativas. Por esta razón, cuando estés viviendo una situación difícil intenta ponerla en el contexto del aquí y el ahora.

Cómo fomentar el optimismo en la familia

En el plano familiar es muy saludable establecer rutinas compartidas y disfrutadas en común. Por ejemplo, organizar excursiones en fin de semana, las comidas de domingo, o cualquier rutina agradable. Pero también es muy saludable que cada miembro de la familia tenga su propio espacio. Por tanto, también fomentas el optimismo a nivel familiar cuando potencias los planes con amigos.

Para fomentar el optimismo en casa también es saludable tener el ejercicio de higene mental de diferenciar entre el plano profesional y el ámbito personal. Es decir, al llegar a casa es recomendable no contaminar la convivencia con discusiones que están motivadas por temas profesionales. Vivimos en la sociedad de la prisa. Sin embargo, intenta disfrutar de tu hogar desde la perspectiva de la calma.

Los momentos de lectura, el cine en televisión, las conversaciones familiares, escuchar música, el cuidado en la decoración del hogar, la preparación de recetas de cocina casera o el descanso relajante son rutinas sencillas con las que fomentar tus niveles de optimismo.

Cada miembro de la familia es único e irrepetible. Es decir, es muy importante comprender el valor de la diferencia como un motor para incrementar la empatía en los vínculos familiares. La comunicación es esencial para reforzar la escucha activa, incrementar el entendimiento, negociar y llegar a acuerdos.

Disfruta del placer de hacer fotografías de momentos especiales porque un álbum de fotos adquiere un valor emocional que va más allá del paso del tiempo gracias a su capacidad para potenciar el instante. En ocasiones, el optimismo aumenta a partir del sencillo gesto de observar en imágenes el recuerdo de una situación que te encanta.

Cuídate y lucha por tu propia felicidad. Cuando tú eres feliz, tus seres queridos también lo son porque se alegran con tus ilusiones.