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Quienes ya hace un tiempo que van al gimnasio o entrenan con regularidad conocen los beneficios de realizar entrenamiento aeróbico.

El ejercicio aeróbico se caracteriza porque posee una demanda continua de oxígeno para ser realizado. Así, el músculo utilizará como combustible principal las reservas de grasas.

Son ejercicios aeróbicos aquellos en los cuales participan grandes masas musculares como piernas, glúteos y la zona baja de la espalda. Su realización se realiza por un período extenso de trabajo físico y es de una intensidad moderada.

Algunos ejercicios aeróbicos son andar a paso ligero, nadar, ciclismo de fondo, trotar, entrenamiento con pesas monitorizado y bailar.

Dentro de los puntos que más se destacan en la realización del entrenamiento aeróbico encontramos:

  • Riesgo cardiovascular: Está comprobado que este tipo de entrenamiento consigue disminuir el desarrollo de patologías cardiovasculares aumentando por ello la expectativa de vida de quienes lo practican. Hacer cardio es uno de los mejores métodos para mantener bien el corazón, un músculo imprescindible para la vida.
  • Reducir riesgo de padecer cáncer: Los especialistas recomiendan el entrenamiento aeróbico vigoroso ya que se ha demostrado como beneficioso para disminuir los riesgos de sufrir cáncer.
  • Reforzar sistema inmune: Ideal para el refuerzo del sistema inmune ya que potencia las defensas, la práctica habitual de ejercicios aeróbicos es recomendable cuando se ha pasado por un período de enfermedad.

Mantener el control de peso: Es un tipo de entrenamiento que además de aumentar la inmunidad, ayuda a controlar el peso ya que una vez finalizados los ejercicios el cuerpo tiende a una quema mayor de calorías.

Es recomendable hacer trabajo aeróbico de intensidad moderada entre 3 y 5 veces a la semana y durante 40 minutos aproximadamente, con lo cual se logra bajar de peso, mantener la salud y mejorar el metabolismo.

Desde el punto de vista de la alimentación lo aconsejable es dividir la misma en varias comidas al día, aumentando el consumo de alimentos que contengan fibra, como verduras, legumbres, frutas y cereales, limitando el consumo de grasas y de hidratos de carbono simples como azúcar, mermelada, dulces, chocolates y los complejos como arroz, pasta, patatas y legumbres.

Asimismo, puede ser una excelente herramienta para combatir problemas de insomnio ya que la práctica de ejercicios aeróbicos produce un mayor relax y se consigue un sueño profundo y reparador.