A veces, estamos caminando tranquilamente y de repente, unos calambres nos impiden continuar, o cuando dormimos, nos despertamos por culpa de un latigazo en la pierna.

Los calambres son contracciones musculares debidas a diferentes razones. La buena noticia es que existen remedios y técnicas naturales que permiten quitarlos, sin modificar la vida cotidiana ni provocar dolor.

La razón de los calambres

Las causas por las cuales una persona puede sufrir un calambre son muchas. Se trata de un movimiento del músculo que no se puede controlar. Los calambres aparecen normalmente en las manos y en las muñecas, por culpa de problemas de circulación sanguínea que afectan a las personas que utilizan demasiado el teclado o el ratón del ordenador. La zona típica donde aparecen los calambres son las piernas.

Los síntomas de los calambres son dos, y están bien diferenciados. El primero es un dolor localizado en la zona afectada y el segundo es una sensación de latigazo que luego se transforma en hormigueo.

Calambre en la pierna

Consejos para evitar los calambres

En el momento en el que se sufre un calambre, lo mejor es estirar un poco la zona afectada para aliviar el dolor y distender el músculo contraído. La fisioterapia con los masajes o el hecho de dormir sin almohada son excelentes opciones para evitar los alambres a nivel del cuello o de los hombros.

También la práctica de algunas disciplinas como el yoga o el tai-chi evitan los calambres en general. No se debe dudar a la hora de realizar actividades físicas durante media hora al día para que la sangre pueda oxigenar los músculos y los tejidos, y así repararlos como es debido.

Si se sufren calambres con frecuencia en las piernas, hay que levantarlas con un cojín, o apoyar las piernas contra la pared. También se puede dormir con varios cojines a la altura de los talones y aplicar agua caliente o una manta eléctrica.

La alimentación para evitar los calambres

En el régimen alimenticio se deben incluir alimentos ricos en calcio, como las naranjas, las almendras, el brócoli, las judías verdes, la soja, los productos lácteos y otros alimentos que aportan mucho magnesio, como las nueces, los cereales integrales, el cacao, las algas, y la harina de soja.

Comer un plátano al día y no olvidarse de una correcta hidratación. Si se realiza mucho deporte, no se debe olvidar beber agua o bebidas isotónicas para evitar la deshidratación, y conviene estirarse bien cada vez que se hace ejercicio.

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