En medio del invierno, cuando se siente frío en las extremidades, un baño caliente viene a aportarnos un mejor tono vital. Pero, esto se puede incluso mejorar, si añadís una mezcla compuesta de plantas naturales.

El baño en las reglas del arte

Un baño debe tomarse a una temperatura media de 37º. Incluso si hace mucho frío, se debe evitar que el agua esté demasiado caliente, puesto que podría quemarnos. Sin embargo, después de algunos minutos, se puede añadir un poco de agua caliente para compensar la pérdida de temperatura, y si el cuerpo está realmente frío.

Lo ideal es no permanecer dentro del agua más de 20 minutos, y haberse lavado bien previamente debajo de la ducha. Efectivamente, si os laváis en el baño, cuanto más tiempo permanezcáis dentro, la suciedad terminará por adherirse a vuestra piel.

Esto es cierto en la medida en que se vierte un producto destinado a aportar a vuestra piel una serie de compuestos beneficiosos. Si os laváis al final, eliminaréis las partículas depositadas en la superficie de la piel, como el film de aceite que pueden dejar algunos cosméticos específicos para el baño.

La elección del producto

Existen baños espumosos, relajantes, pero estos rara vez contienen principios activos. Los baños más beneficiosos para el cuerpo son aquellos que contienen productos más «serios» que no hacen espuma, sobre todo porque suelen tener aceites esenciales.