Símbolo de seducción y de sensualidad, el perfume es algo indispensable en toda mujer que sabe gustar a los hombres. Si la piel corre el riesgo de verse afectada por algún tipo de alergia, no deja, sin embargo, de ser la mejor zona para perfumarse. Además, en función de cada persona, el perfume desprende fragancias diferentes.

El calor exhala todavía más la fragancia, de ahí la razón de aplicar el perfume en ciertos lugares claves de nuestro cuerpo: el cuello, la nuca, le escote, los tobillos, la zona de los riñones, el ombligo, detrás del lóbulo de la oreja, la parte interna de la muñeca.

Las articulaciones también son ideales para la aplicación del perfume: con cada gesto y movimiento dejaremos una traza imborrable y aromática. Tampoco debéis olvidaros del cabello, en el nacimiento del pelo, si es corto, y en las puntas si es largo.

La ropa también se puede perfumar, pero conviene elegir correctamente las materias: el algodón, la lana, la seda, el cachemir, el terciopelo o el lino realzan las fragancias. Se puede vaporizar un poco de perfume dentro del ropero y sobre la ropa interior.

PerfumeSe deben evitar los tejidos sintéticos donde el perfume se evapora enseguida. Sin embargo, debéis tener cuidado con las manchas sobre tejidos frágiles como la seda. Lo ideal es vaporizar un poco de perfume sobre el dobladillo de la falda, el fular, los dobladillos de las chaquetas o de los abrigos, y los chales porque mantienen durante más tiempo la fragancia del perfume.

No olvidéis llevaros el vaporizador al lugar de trabajo, o de viaje, para esos toques en cualquier momento que ofrecen una renovación del aire, y embriagan a los que están a nuestro alrededor. No se deben utilizar varios productos diferentes al mismo tiempo, puesto que la mezcla puede resultar desagradable. Para aquéllas que suelen cambiar de perfume con frecuencia, deben evitar impregnar la ropa con el vaporizador.