La eficacia de un producto no es debido a su uso continuado, sino más bien a las variaciones de nuestra piel a lo largo de los años. En efecto, nuestra piel puede variar en función de las estaciones pero también en función de la edad. Al igual que los pulmones y los riñones la piel es un órgano vivo que reacciona a las agresiones externas.

Nuestras necesidades cambian con el tiempo, y el tarrito de crema que era un excelente tratamiento para nosotras ayer, hoy ya no lo es necesariamente. Nuestras necesidades cambian con le tiempo, deahí la importancia de modificar los productos en función de las nuevas exigencias de nuestra piel.

Las células de nuestra piel tienen un ciclo de vida de unos 28 a 30 días. Es el período requerido para que la capa córnea pueda renovarse y dejar sitio a las nuevas células. Con un producto adaptado a nuestra piel, de buena calidad, conteniendo principios activos en cantidad suficiente, y utilizado adecuadamente, los resultados deberían sentirse tras cuatro semanas aproximadamente.

Siempre es preferible tener productos de la misma línea, como leche desmaquilladora, y crema de noche, pasando por la mascarilla. Esta regla se aplica sobretodo a los productos que tienen un poder penetrante. Los compuestos de diferentes líneas de productos no son siempre compatibles. Pueden tener un efecto negativo, y anularse o crear una reacción adversa si se combinan.

Las líneas de productos han sido creadas con ingredientes compatibles para evitar toda sorpresa desagradable. Además, ciertas marcas tienen productos complementarios, es decir que una gama de productos va a crear una reacción en cadena aportando cada uno de los elementos para formar un todo.

Tomados por separado, la cadena se rompe y ya no os beneficiáis de la calidad y de la eficacia de la gama completa. Si estáis realizando la transición entre dos líneas de productos, evitar superponerlos. Por el contrario, si utilizáis un nueva crema de día, podéis terminar el tarro de vuestra crema de noche, y después cambiar.