El lifting facial o cirugía de rejuvenecimiento facial es una operación que se realiza sobre la cara y el cuello para reparar los daños sufridos por culpa de la edad (pérdida de tono muscular y relajamiento de la piel). El lifting permite eliminar el exceso de agua de la piel del rostro y estirar los músculos subcutáneos.

Hoy en día existen varios tipos de liftings, pero se pueden clasificar en dos categorías diferentes: el lifting total, y el lifting parcial.

El lifting total

El lifting total permite tratar la totalidad del rostro. Esta intervención quirúrgica se suele realizar bajo anestesia general, en clínicas de cirugía estética, o en centros hospitalarios, en función de las zonas que se vayan a tratar.

Generalmente, esta intervención se recomienda a personas mayores de 45 años. El lifting total de la cara requiere un savoir-faire extremadamente avanzado y preciso. Su duración puede variar entre las 3 y 4 horas, en función de los problemas a resolver.

Después de la intervención, el paciente debe llevar un vendaje de contención que lo proteja de ciertos riesgos de aparición de edemas, y otro tipo de complicaciones. Como precaución, esta operación de estética requiere un día de hospitalización.

El lifting parcial

El lifting parcial, requiere unas 2 horas de intervención, consistente en tratar únicamente una parte de la cara, bien la zona alta de la cara, o la de abajo (el cuello, papada). Esta práctica se realiza con anestesia local, asociada a una serie de tranquilizantes. El cirujano suele utilizar xylocaína.

Para un lifting en la zona alta de la cara, la incisión se realiza a nivel de los temporales. La piel se despega del hueso. Los músculos vuelven a tensarse con la ayuda de una sutura para corregirlos.

El excedente de piel se retira, y el cirujano vuelve a colocar la piel en su sitio. El lifting de la zona baja del rostro sigue exactamente el mismo proceso. La única diferencia es la zona de incisión. Para este lifting, la incisión se realiza justo detrás de las orejas.