Nuestra piel reacciona a las condiciones climáticas y nuestro rostro es el primero que se expone, así como las manos. Cuidado con la deshidratación: el frío contrae las venas y perturba la circulación sanguínea. Resultado, la producción de sebo disminuye y la piel se deshidrata con mayor rapidez.

1. Luchar contra la deshidratación

El viento, el frío, la lluvia, la nieve contribuyen a la deshidratación de la piel, que refuerza el aire seco provocado por la calefacción de los pisos, de las oficinas, de los coches, del transporte público, de los comercios. Es necesario hidratarse la cara por la mañana y por la noche (mejor doblar la dosis por la noche). No se debe dudar a la hora de recurrir a una crema más rica y más hidratante que la que se utiliza habitualmente.

2. Al salir de la ducha, aplicar una leche hidratante corporal

El roce con la ropa contribuye a secar la piel del cuerpo. Tomaos el tiempo de aplicar una crema o una leche hidratante corporal cuando salgáis de la ducha. Un baño con aceites esenciales es generalmente lo más recomendado para nutrir y suavizar la piel.

3. Masajes con aceite vegetal en las zonas sensibles o dañadas

Las zonas fragilizadas, rugosas o secas merecen una aplicación en masaje suave con algunas gotas de aceite vegetal, como aceite de almendra dulce por ejemplo. Nutrida de esta forma, la piel se hace más suave. También es bueno aplicar el aceite en el contorno de ojos y sobre los labios.

4. Una crema especial para manos secas

Las manos son particularmente sensibles a las estrías y el lavado frecuente no soluciona en nada el problema. Primera consigna, cambiad de jabón: en lugar de utilizar un jabón antibacteriano, utilizad mejor un jabón hidratante (glicerina, manteca de karité…). Después, aplicar regularmente y generosamente una crema para manos secas. Finalmente, llevad guantes de cuero, que retienen mejor la humedad que los guantes de lana.