Muchos son los deportistas que comienzan directamente su sesión cotidiana sin ninguna forma de preparación. Cuando se entrena en gimnasio, no hay nada sorprendente al destacar que un nuevo principiante empieza a instalarse en el banco inclinado, tras algunos vagos movimientos de rotación de los brazos.

La falta de tiempo, la falta de ganas, la ignorancia, son razones que empujan a saltarse esta etapa. Comenzar correctamente el entrenamiento es fundamental, no solamente en musculación, sino en todos los deportes. Pasar de una situación de reposo a una de esfuerzos intensos, sin ningún tipo de preparación, es someter al organismo a una dura prueba.

No calentarse, o hacerlo mal o demasiado rápido tiene repercusiones inmediatas sobre la sesión que comienza. Los músculos, en frío, tendrán dificultad para reaccionar al esfuerzo al que se someten durante el ejercicio. Concretamente, esto significa que las primeras etapas serán las más difíciles, no se tendrá prácticamente ninguna sensación, y en el conjunto de la sesión los rendimientos serán menores.

Pero las consecuencias no se limitan solamente a un entrenamiento, otras se sienten a largo plazo. Exponer de forma repetida los músculos y las articulaciones a esfuerzos violentos, un estrés importante, sin ningún tipo de preparación, es disponerse a presentar un daño físico claro. Esta actitud ignora lo que es el centro de la musculación, a saber la voluntad de trabajar a largo plazo, para progresar de forma frecuente. Cuando uno se entrena, se sigue un programa, y nunca para conseguir terminar la sesión, sino más bien para alcanzar un objetivo más a largo plazo.

Mujer calentándose

 

No consagrar algunos minutos al calentamiento puede dar la impresión de ganar tiempo, y de poder entrenarse mejor. Pero a largo plazo, los progresos se harán sentir y los resultados no serán tan óptimos.

Los beneficios del calentamiento

Calentarse viene a ser como cuidar el propio cuerpo, y garantizar que esté en una forma óptima durante toda la sesión que comienza. Esta etapa es indispensable porque acumula cinco ventajas nada despreciables:

  • Despierta el cuerpo,
  • lo prepara para el esfuerzo,
  • favorece la concentración,
  • es un factor para mejorar los rendimientos,
  • y finalmente limita sensiblemente los riesgos de hacerse daño.

La virtud primera del calentamiento es la de permitir despertar todo el cuerpo. Los músculos, tendones, articulaciones, el sistema nervioso, el corazón y los pulmones se movilizan. Estos primeros esfuerzos permiten prepararse para la actividad intensa que nos espera.

La circulación sanguínea se ve estimulada, la temperatura de los músculos aumenta de 1 a 2 grados, y pasa de 37 grados a 39 grados. El aumento de la temperatura interna de los músculos es el objetivo principal del calentamiento. Un aumento de un grado conlleva una ganancia en velocidad de las reacciones celulares del 13%. La contracción muscular se ve mejorada, la coordinación es más eficaz, la sangre aporta más energía y oxígeno a los músculos.

Las bases del calentamiento

Conviene calentarse al menos 10 minutos, ya que por debajo de este tiempo los músculos y las articulaciones no estarán totalmente listas. A veces es necesario prolongar el calentamiento. Hay que tener en cuenta las condiciones en las que cada persona entrena. En invierno, pronto por la mañana, y generalmente cada vez que hace frío, la temperatura del cuerpo está un poco más baja.

Por lo tanto conviene añadir algunos minutos suplementarios para calentarse. La edad también es un factor que no conviene despreciar, por lo tanto no dudéis a la hora de consagrar más tiempo como preparación previa antes del entrenamiento específico.