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¿Cuál es la ropa mejor adaptada para ir a trabajar? Se trata de una cuestión difícil. No siempre se es consciente del impacto de nuestro look y de todo lo que revela de nuestra personalidad. A veces, una falta de gusto se repite con frecuencia. Veamos las reglas de oro para tener un bonito look en la oficina.

Interpretar los códigos de la empresa

Cada empresa tiene sus propios códigos a la hora de vestir. Dicho de otra forma, no se viste uno de la misma forma cuando se trabaja en el mundo de las finanzas o en una editorial. Un consejo, a la hora de la entrevista de trabajo, conviene echar un ojo discretamente al look de los colaboradores de la empresa. De esta forma se evitan sorpresas el día de la entrevista de cara al nuevo contrato.

Stop a los automatismos

Todo el mundo busca mostrar lo mejor de sí mismo en la oficina. Sin embargo, ciertos miedos sexistas, o por preocupación de tranquilidad, las mujeres suelen ponerse el uniforme de traje de chaqueta gris o el vestido de lunares naranja. El resultado, la persona se convierte en un elemento invisible en la oficina. La idea no está en revolucionar el fondo de armario, sino en evitar los automatismos en materia de look.

Oficiona

Un poco de originalidad pero sin pasarse

El ejercicio es delicado. Cada persona debe dosificar lo que su trabajo le autoriza como excentridad en cuanto al look. Conviene saber que la originalidad no siempre es sinónimo de elegancia, y que normalmente va asociado a sencillez.

Tres colores solamente

Mezclar demasiados colores ofrece un estilo confuso y poco legible. Conviene frenar las pulsiones, no es por que llegue la primavera que hay que acudir a la oficina en modo multicolor. Los especialistas aconsejan combinar dos o tres colores como máximo. Además, aparte del negro, el total look con un mismo color tampoco suele ser de muy buen gusto.

Los complementos

Afirmar el estilo de forma discreta a través de los complementos. Un bonito cinturón, un fular de color, unos pendientes fashion, todas estas son pistas para marcar un estilo diferente pero sin pasarse. Conviene variar cada día los complementos para evitar que os pongan un mote, como por ejemplo “la niña de los collares”.

Cuidado con exagerar la feminidad

Evidentemente, se evitan los signos demasiados chocantes en cuanto a la feminidad como por ejemplo un escote demasiado abierto, una mini falda con medias de rejilla, o un maquillaje exagerado. Estos elementos corren el riesgo de llamar demasiado la atención de vuestros compañeros.

El poder se afirma con el look

La apariencia puede servir igualmente para afirmar el poder y la legitimidad en el puesto de trabajo. La persona no se viste de la misma forma cuando se encadena a una jornada de citas o cuando se está en el despacho sin moverse durante todo el día. Si queréis que os reconozcan como jefe, hay que comenzar por vestir como tal. La chaqueta, los tacones, son atributos simbólicos del poder. Un vestido elegante y sobrio no es forzosamente austero.