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La gestión del tiempo es uno de los propósitos más importantes en la jornada laboral. Elabora una lista de las actividades que realizas habitualmente en la oficina, diferencia entre las actividades principales y aquellas que son secundarias. A través de esta lista, puede que tomes conciencia de ladrones de energía que son totalmente innecesarios en tu jornada. Tareas que haces días tras día y, sin embargo, no te aportan nada.

1. Es conveniente que te marques objetivos de dos tipos. Unas metas deben ser semanales y otras diarias. De hecho, en la medida en que cumples con tus propósitos diarios también simplificas tu semana.

2. Para reducir la ansiedad que producen aquellas tareas pendientes de llevar a cabo lo ideal es que comiences el día afrontando todo aquello que te cuesta un mayor esfuerzo. Así te liberas de la carga que produce la postergación.

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3. Cuando anotes las tareas en la agenda no te limites a marcar un horario concreto sino que también, indica el tiempo aproximado que vas a tardar en cada tarea.

4. Llega cada día un par de minutos antes a tu jornada de trabajo para poner tu escritorio en orden y comenzar la jornada con la sensación de armonía que produce un espacio cuidado. Es conveniente que decores tu despacho teniendo el objetivo de la funcionalidad, por tanto, busca muebles y estanterías con función de almacenaje.

5. Cuando tengas la sensación de saturación mental, levántate, haz algún recado, y retoma tu tarea. Verás todo de distinta forma, con más tranquilidad. Las breves pausas son, en realidad, una fuente de productividad.

6. No por querer abarcarlo todo terminarás antes la jornada. Solo existe un modo inteligente de realizar las tareas: hacer una después de otra. Mantener un orden. Y aquellas tareas que son más complejas, abórdalas a través de un plan de acción.

7. Cada domingo, anota todo aquello que quieres hacer en tu tiempo de ocio semanal puesto que estas distracciones son una fuente de motivación que te permite compensar el esfuerzo del trabajo con el relax del ocio.

8. Si eres jefe, aprende a delegar en tus compañeros. Si no lo eres, busca la colaboración con tu equipo ya que ambos trabajáis por objetivos comunes.

9. Sigue formándote. Puedes realizar un curso sobre gestión del tiempo. Aprendrás técnicas útiles para mejorar tu eficacia.

10. No te limites a anotar en tu agenda las tareas que tienes que realizar cada día. También, realiza un seguimiento posterior y pon una cruz junto a las tareas finalizadas.

11. Puede que haya un día en el que tengas una carga de trabajo extra. En ese caso, establece unas prioridades y céntrate en cumplir los plazos.

12. Existen algunas herramientas tecnológicas que son muy útiles para mejorar la organización. Por ejemplo, Evernote.

13. Identifica cuáles son las horas punta de tu trabajo, esos momentos de máxima intensidad.

14. Para organizar tu agenda con realismo es conveniente que dejes un margen para los imprevistos.

15. A partir de tu experiencia aprenderás a gestionar mejor tus plazos de tiempo. Echa un vistazo a tu trayectoria en el puesto para observar tu evolución.